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Para Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam, no es fácil ‘esconderse’. Ella, sin apenas pretenderlo, se ha convertido en la heredera natural de dos iconos de estilo del siglo XX como son su abuela la princesa Grace de Mónaco y su madre, Carolina, y él, un reputado productor de cine, hijo de la célebre actriz francesa Carole Bouquet.
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Después de pasar unos días en aguas de la Costa Azul con el hijo que tienen en común, Balthazar, que cumplirá cuatro años el próximo 23 de octubre, la pareja lograba realizar una escapada secreta solo para dos a Ibiza, donde la princesa volvió a acaparar todas las miradas con su estilo chic e ibicenco en aguas del Mediterráneo. Esta vez no los hemos visto en el ‘Pacha III’, el barco que Stefano Casiraghi le regaló en su día a Carolina de Mónaco con las iniciales de sus tres hijos, sino en un lujoso yate, acompañados por un grupo de amigos. Cuando se dirigía hacia la embarcación, Carlota se encontró en la playa con Christian de Hannover, a quien saludó con dos cariñosos besos y con el que conversó durante unos minutos antes de continuar su camino en dirección al embarcadero. Casado con Alessandra de Osma, la madre de sus mellizos, Nicolás y Sofía, el hijo del príncipe Ernst de Hannover ha hecho de la isla pitiusa su refugio particular y es en ella donde suele pasar todos los veranos con su familia.
La hija de Carolina de Mónaco se encontró con Christian de Hannover, que también está pasando unos días en la isla
Carlota, que el pasado 3 de agosto celebró su treinta y seis cumpleaños, estaba radiante con un top rojo y unos shorts vaqueros, y ya en la embarcación se dejó ver con un traje de baño blanco con el que se estuvo dando algún que otro chapuzón para refrescarse en la costa de Formentera. Un momento en el que, como puede apreciarse en alguna de las imágenes, Dimitri estuvo muy pendiente de su mujer, que disfrutó del sol, de los baños en alta mar y, por supuesto, de las atenciones de su marido, con quien se la vio conversar y derrochar complicidad a bordo. Poco después, el matrimonio desembarcaba para compartir con sus acompañantes un almuerzo en un conocido restaurante de la isla, donde disfrutaron de una animada sobremesa. Allí, Carlota, fiel a su estilo, con un traje de baño marrón, se dejó ver sonriente y feliz, demostrando lo bien que se lo estaba pasando.
Carlota, fiel a su estilo, con un traje de baño marrón, apura sus últimos días de vacaciones junto a unos amigos antes de volver a sus proyectos de filosofía y de moda
Si el verano continúa con sus habituales planes, es probable que más adelante podamos ver a la pareja en la isla de Pantelaria, donde vive y tiene sus viñedos la madre de Rassam. Quizá, sea el momento en que la familia vuelva a estar al completo con Raphaël, el hijo que Carlota tuvo con Gad Elmaleh; Balthazar, y Darya, la hija, de once años, que el productor tiene de su anterior matrimonio con la modelo rusa Masha Novoselova. Tras sus vacaciones, la sobrina de Alberto de Mónaco continuará volcada en sus proyectos de filosofía, materia de la que se licenció en la Universidad de la Soborna, en París, aunque sin desvincularse del mundo de la moda, en el que, desde hace años, ejerce como embajadora y portavoz de Chanel, firma que ha ido ganando protagonismo en su armario.