Carolina de Mónaco afronta un verano en el que su barco, el Pachá III, vuelve a ser el centro neurálgico en el veraneo de parte de la familia Grimaldi. La costa azul es testigo otro año más de cómo surca sus aguas esta impresionante embarcación con casi un siglo de historia y que la Princesa recibió del gran amor de su vida y padre de sus hijos, Stefano Casiraghi, en 1989, un año antes de su trágico fallecimiento. En él hemos visto a la hermana del príncipe Alberto muy feliz en los últimos tiempos disfrutando en alta mar de sus hijos y sus nietos.
La Princesa se encaprichó de él
El Pacha III debe su nombre a las primeras letras de los nombres de los hijos que Carolina de Mónaco (Pierre, Andrea y Charlotte) tuvo con Casiraghi. La Princesa se encaprichó de él en el puerto de Mónaco y su entonces marido se encargó de todo. No solo lo compró sino que lo puso a punto para que su esposa cumpliera su sueño de dar la vuelta al mundo. Se gastó 600 millones de las antiguas pesetas.
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La embarcación se construyó en 1936 en Gran Bretaña por Camper & Nicholsons, líder desde 1782 en la navegación de lujo. El Pacha III es un yate a motor de 36,24 metros de eslora y 5,6 metros de manga. Su velocidad máxima es de 13,5 nudos y la velocidad de crucero es de 12 nudos. Consta de dos motores diesel Caterpillar y en su interior pueden alojarse cómodamente la Princesa y su extensa familia ya que hay sitio para nueve invitados y siete miembros de la tripulación. El Pacha III llama la atención por su estética que lo convierte en una casa flotante cuyo diseño fue creado por el interiorista francés de la jet, Jacques Grange, que le dio un aspecto de los años 30. Está construido con una cubierta de teca, una de sus señas de identidad, un casco de acero y una superestructura de acero. Se considera uno de los mejores barcos del mundo por su eslora y navega bajo bandera de Mónaco. Antes de llamarse Pacha III esta fabulosa nave se llamó Arlette II y había llevado otros nombres como Briseis, Cardigrae V y Priamar y tuvo otros propietarios entre los que se encontraban Jean- Louis Renault, famoso fabricante de coches, o el pintor expresionista Bernard Buffet.
Un año después de que Stefano Casiraghi lo tuviera a punto para su Princesa, falleció en un accidente acuático cuando competía para revalidar su título de campeón del mundo en la categoría off-shore. Con posterioridad, a Carolina se la vio a bordo del Pacha III con Ernesto de Hannover y en la actualidad lo disfruta con todo su clan donde ejerce de orgullosa abuela.