Espectacular. Pocos adjetivos casan mejor con el look elegido por Alexandra de Hannover en el Baile de la Rosa, una gala solidaria a beneficio de la Fundación Grace que regresó a Mónaco después de dos años de pandemia. La hija pequeña de Carolina de Mónaco fue el centro de todas las miradas con su vestido de Giambattista Valli de estilo princesa ajustado hasta la cadera y con una falda de varias capas de tul que se abrían en cascada. Hizo además con este diseño un guiño al Principado pues rojo y blanco son los colores de su bandera. Los complementos no podían estar mejor elegidos, ya que el pelo con un recogido bajo pulido dejaba a la vista unos pendientes con formas geométricas que colgaban sobre un sencillo collar, también de brillantes con el que adornaba su cuello. Un conjunto diez para una auténtica princesa (de hecho es la única de los hijos de Carolina que ostenta dicho título, pues es princesa de Hannover).
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A su lado un orgulloso Ben-Sylvester Strautmann, su novio, que si bien ya había acudido a esta cita antes (concretamente en 2018) siempre había estado en un discreto segundo plano. El Baile de la Rosa suele ser una noche que los Grimaldi aprovechan para desvelar detalles de su vida más personal así que inevitablemente el hecho de que Ben-Sylvester haya posado en la foto de familia es un dato importante. Quizá sea una manera de reiterar que su relación, que comenzó en 2016, avanza más estable que nunca, algo que ya se puede notar en cada una de sus apariciones en las que se les ve muy enamorados. Demuestra así que el joven de 23 años, uno más que Alexandra, está más que integrado en la familia, con quien comparte a menudo algunos compromisos. El último fue el Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco, en cuyo circuito paseó junto a su novia y los hermanos de esta, que tampoco se perdieron la competición deportiva.
La estable relación que mantiene la pareja y sus apariciones, en las que no escatiman en cariñosas muestras de afecto, provocan inevitablemente que muchos aventuren si serán ellos los próximos en anunciar su compromiso. Sería una ocasión feliz para la princesa Carolina, pues la única de sus hijos que todavía no ha caminado hacia el altar. ¡El tiempo tiene la respuesta! Lo cierto es que la pareja se mostró de los más romántica (cogiéndose del brazo, bailando juntos...) en esta esperada fiesta que se impregnó del espíritu de los "años 20", el tema elegido este año. Es bastante significativa esta elección pues la década a la que alude fue denominada en la historia como "los locos años 20" porque supusieron un período de bonanza tras las dificultades vividas años antes. Después de dos años de parón debido a la pandemia, que tanto ha afectado al mundo, el Baile de la Rosa resurge con más ganas que nunca de celebrar y aportar un granito de arena a los más desfavorecidos.
Los príncipes Alberto y Carolina, que contó con sus cuatros hijos y sus respectivas parejas, ejercieron de anfitriones de esta velada en la Salle des Etoiles del Sporting Monte-Carlo, que brilló precisamente con numerosas estrellas. Carlota Casiraghi con Dimitri Rassam, Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo, Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo y la propia Alexandra fueron los mejores representantes del glamour que siempre ha caracterizado al Principado. A tan esperado acontecimiento al que no ha asistido la princesa Charlene, pues no suele aparecer en esta velada desde 2014. El mágico viaje en el tiempo en el que se convirtió el recinto estuvo en manos de Chiristian Louboutin, que es el director artístico de la gala tras coger el testigo de Karl Lagerfeld después de su fallecimiento.