Este viernes se cumple un año de la confesión más dura de Charlene de Mónaco, un comunicado en el que admitió atravesar un mal momento y que cambió su vida por completo. Durante ocho meses vivió en Sudáfrica debido a una infección de oído, nariz y garganta que requirió varias cirugías y le mantuvo lejos de su familia y de su papel como Primera Dama. Después regresó a Mónaco, pero lo hizo de forma fugaz para poner rumbo a una clínica europea para tratar el ‘profundo cansancio’ que le aquejaban. En total fueron quince meses de ausencia y de misterio en torno a su salud física y mental. Ahora, cuando regresa a la agenda oficial –también a nivel internacional protagonizando cariñosas imágenes en Noruega junto al príncipe Alberto y a punto de celebrar su aniversario de boda-, recordamos qué ha ocurrido desde que tocó fondo.
Puede suscitar confusión, pero los tiempos fueron los siguientes: Charlene desapareció de la vida oficial en la primavera de 2021 y a los tres meses –en medio de rumores y cuando cumplía los diez años de casados con el príncipe Alberto- envió un comunicado firmado por su fundación en el que revelaba lo que estaba pasando: "La princesa está siendo sometida a más tratamientos médicos, se está sometiendo a múltiples y complicados procedimientos después de haber contraído una infección grave de oído, nariz y garganta en el mes de mayo. El equipo médico de la princesa le ordenó que no regresara a Mónaco, ya que aún Está siendo tratada en Sudáfrica de una grave infección de oído, nariz y garganta que todavía debe someterse a más procedimientos y recuperarse".
Lo sorprendente de esa carta es que contenía declaraciones muy personales de una princesa que no acostumbra a hacerlo: "Este año será la primera vez que no estaré con mi marido en nuestro aniversario en julio, lo cual es difícil y me entristece. Sin embargo, Alberto y yo no hemos tenido más remedio que seguir las instrucciones del equipo médico, a pesar de que es extremadamente difícil. Ha sido el apoyo más increíble para mí. Mis conversaciones diarias con Alberto y mis hijos me ayudan enormemente a mantener el ánimo, pero echo mucho de menos estar con ellos. Fue especial que mi familia me visitara en Sudáfrica y fue realmente maravilloso verlos. No puedo esperar a reunirme con ellos".
Los diez años de casados los celebraron por separado, mientras en Mónaco la vida siguió para todos: los Grimaldi apoyaron a Alberto en sus funciones oficiales, él impulso la presencia de los pequeños Jacques y Gabriela (los dos hijos del matrimonio) en la agenda institucional y el tiempo fue pasando mientras Charlene entraba en una espiral de operaciones, tratamientos, mejoras y recaídas. De forma paralela, durante la ausencia de Charlene en el principado emergieron otras figuras, algunas de siempre, como la princesa Carolina, que recuperó su protagonismo como Primera Dama "suplente"; y otras sorprendentes, como Nicole Coste, ex del príncipe Alberto y madre de su segundo hijo, que empezó a estar presente en algunas citas oficiales (incluso de carácter religioso) y concedió una entrevista en la que la imagen de Charlene fue perjudicada.
En noviembre de 2021, coincidiendo con la Fiesta Nacional, Charlene regresó, pero solo para una foto puesto que su recuperación todavía no se había completado. Para aquel entonces los rumores sobre una crisis matrimonial eran imparables y el príncipe Alberto los zanjó. "No sufre ninguna enfermedad grave o incurable, no es tampoco un problema de pareja. Nuestra pareja no está para nada en peligro, quiero ser claro sobre esto. Se trata de las consecuencias de todas las operaciones que ha sufrido en los últimos meses", aseguró en declaraciones a Paris Match. Explicaciones parecidas las había dado ya a un medio estadounidense en el que aclaró que su mujer ni tenía cáncer ni tenía Covid ni padecía las consecuencias de una cirugía plástica fallida y mucho menos tenía problemas de pareja. El Príncipe aclaró que su mujer tenía un "profundo agotamiento físico y emocional", derivado de los últimos meses y de las operaciones sufridas, y que se volcaría en un retiro terapéutico hasta que su salud estuviera restablecida.
Nunca se contó de forma oficial cuál fue ese destino, aunque algunos medios alemanes aseguraban que la princesa estaba en una exclusiva clínica de bienestar en Suiza, sea como fuere, antes de que terminara el mes de abril, Charlene de Mónaco reapareció en Mónaco y asumió las primeras funciones como Primera Dama en quince meses. En este acto llamó la atención por su aspecto taciturno, melancólico, algo distante y ausente, una actitud que cambió por completo en la siguiente aparición, en la que estuvo sonriente y relajada. El soberano explicó a Journal de Dimanche que su esposa "ha sufrido mucho y ha vivido momentos difíciles lejos de su familia" y calificó este episodio de sus vidas como "una prueba". "Está mejor, finalmente podemos pasar tiempo juntos. Es un alivio y una alegría para todos nosotros", añadió en una entrevista en la que calificó de "rumores maliciosos" todas las informaciones que apuntaban a una posible separación a un posible acuerdo para que esta no se produjera.
Tras esas primeras apariciones recuperó su imagen más glamurosa asistiendo a dos galas separadas por dos semanas de confinamiento debido a que contrajo el coronavirus. La primera, junto a su hija, la princesa Gabriela, fue durante la Semana de la Moda de Montecarlo y allí dijo que era "lamentable" todo lo que había circulado en torno a su vida matrimonial en los últimos meses; la segunda, tras superar el Covid, fue la semana pasada al lado de Albero de Mónaco con motivo de la 61ª edición del Festival de Televisión, que concentra en el país a miembros de la industria de Estados Unidos y Europa. En esa cita, con un vestido color esmeralda de Lanvin, joyas nuevas y un aspecto definitivamente más saludable, regresó a lo que son las grandes veladas.
La guinda de su vuelta llegó esta semana, dieciséis meses después de comenzar su ausencia, cuando retomó también la agenda internacional. La princesa Charlene viajó junto a Alberto y sus dos hijos a Oslo para la inauguración de la exposición Navegando el mar de la ciencia, donde fueron recibidos por el príncipe Haakon, y participar en un almuerzo con la familia real noruega en la residencia de verano de los reyes Harald y Sonia. Allí se mostraron más cariñosos que nunca: besos y abrazos en público a punto de cumplir sus once años de matrimonio. Así de forma progresiva, Mónaco va recuperando a su Primera Dama y con ello la imagen de estabilidad en torno al jefe del Estado, pieza angular que garantiza la supervivencia del Principado tal y como está configurado.
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