Es bien sabida la pasión de Carlota Casiraghi por la literatura. La princesa monegasca es fundadora del club de lectura Les Rendez-vous littéraires rue Cambon y ahora este proyecto ha dado el salto a las ondas en su versión podcast. Cada nuevo episodio de Les Rencontres centra su atención en una escritora que haya publicado recientemente su primera novela. Lo que el público desconocía es que la muerte de su padre, Stefano Casiragahi, ha tenido mucho que ver en sus inquietudes literarias y que las letras también han tenido una función terapeútica para ella. No en vano fue a él a quien le dedicó su primer libro Archipiélago de pasiones.
El marido de Carolina de Mónaco, con la que llevaba siete años de feliz matrimonio, falleció el 3 de octubre de 1990 en las aguas de Montecarlo tras sufrir un accidente en su embarcación mientras participaba en el mundial de off-shore. La noticia fue devastadora para la familia, en especial para su viuda y sus tres hijos, Andrea, Pierre y Carlota, que contaban por aquel entonces con seis, tres y cuatro años respectivamente. A pesar de tener tan temprana edad cuando ocurrió la tragedia, su hija mediana asegura que el duelo no ha sido nada fácil. "Para un niño que pierde un padre muy joven, en un momento en el que la memoria aún no está formada, es un gran desafío que no se debe banalizar", ha asegurado en una entrevista a la revista francesa Les Inrockuptibles.
Carlota Casiraghi: la voz de una princesa
Para Carlota Casiraghi ha sido precisamente ese sentimiento de pérdida el que le ha llevado a refugiarse en la literatura. Vivir una experiencia de ese calibre hizo que comenzase a hacerse preguntas existenciales antes que la mayoría de los niños y la ávida busqueda de respuestas le condujo a los libros. El porqué de la existencia o cómo sobrellevar la desaparición de una persona son algunos de los interrogantes que le atormentaban antes de tiempo. "Me atravesaban emociones muy violentas", ha confesado la hija de Carolina de Mónaco que encontró en la poesía una vía para canalizarlas. Ahora, con 35 años es capaz no solo de hablar con naturalidad de su duelo, sino también de entender que su carácter apasionado y su sensibilidad extrema son también una inagotable fuente de creatividad.
La Princesa se sincera con honestidad y también con valentía, una valentía que asegura le ha dado su padre. Stefano Casiraghi, además de empresario, era deportista en competiciones de alto riesgo en embarcaciones a alta velocidad, como la que le costó la vida en 1990. De sus hijos, solo el menor, Pierre ha heredado su pasión por la naútica, llegando a competir a un nivel semiprofesional, pero el coraje del que hacía gala Stefano se puede expresar de muchas otras formas, como explica su hija, que afirma que solo con él se puede superar la angustia de la pérdida, el miedo.
Escucha a Carlota Casiraghi debutando como cantante en un desfile de Chanel