Pierre Casiraghi nació prácticamente con esquís. Desde pequeño domina el arte de deslizarse ladera abajo por las estaciones invernales más exclusivas del mundo. No en vano, el esquí alpino es uno de los deportes favoritos de los Grimaldi y, cada comienzo de año, es frecuente ver a Carolina de Mónaco rodeada de todos sus hijos y nietos en la suiza Gstaad o en Zürs, en el Tirol austríaco, disfrutando del deporte blanco por excelencia.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Ahora han sido Pierre y Beatrice Borromeo los que han pasado unos días en la nieve junto a sus hijos, Stefano, que el 28 de febrero cumple cinco años, y Francesco, que alcanzará los cuatro el 21 de mayo. La bella periodista italiana y el menor de los tres hijos de la princesa Carolina y el malogrado Stefano Casiraghi han escogido las montañas de la localidad suiza de Verbier para instruir a sus pequeños en el dominio del esquí.
Si anteriormente habíamos visto a Stefano y Francesco pasándoselo en grande sobre el trineo del que tiraban sus padres, ahora ya se ejercitan, como los mayores, con sus tablas y sus bastones. Tanto Pierre como Beatrice estuvieron muy pendientes de sus hijos, que, provistos de casco y con anoraks de plumas de vistosos colores, parecían dominar el equilibrio sobre el gélido paisaje. Pierre, orgulloso, no pudo resistirse a inmortalizar el momento con su móvil. Stefano sufrió una caída y tuvo que ser consolado por su madre. Pero fue solo un pequeño susto, puesto que los niños no podían tener mejores profesores.