Es una festividad de Santa Devota diferente para Jacques y Gabriella, que viven el día de la patrona del Principado sin su madre, que continúa recuperándose en un centro fuera del país, pero acompañados de su padre, el príncipe Alberto y su tía Carolina de Mónaco. De todas formas, hay algo que nunca cambia y es el protagonismo que siempre terminan acaparando los mellizos gracias al despliegue de espontaneidad, divertidos gestos y simpatía que los convierte en los auténticos reyes del balcón del palacio Grimaldi, desde donde observaban la tradicional procesión de Santa Devota.
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Sin perder detalle, Jacques, con un traje a juego con el de su padre con el escudo monegasco, parecía achinar los ojos con las manos para tratar de ver mejor todo lo que sucedía, muy atento también a las explicaciones de la princesa Carolina que se agachaba para hablar con él. Mientras, su hermana Gabriella, con un vestido azul y rojo y una sofisticada diadema de perlas, le cogía la mano, saludaba con simpatía y observaba con curiosidad el desfile con el que cada año los monegascos rinden tributo a su patrona después de la misa en la catedral. Al servicio religioso han acudido Alberto y Carolina de Mónaco y también se ha podido ver a Nicole Coste, la madre de Alexander, hijo del Príncipe, y a la que hace unos meses el soberano reprochaba que hubiese criticado públicamente a su esposa Charlene, cuando aún estaba recuperándose de una infección severa en Sudáfrica.
Desde que eran muy pequeños, Jacques y Gabriella de Mónaco han salido al balcón con sus padres cuando la ocasión lo requería. Lejos de verse dominados por la timidez, siempre han demostrado que dominan la escena con total naturalidad desde muy corta edad y no se ven en absoluto intimidados por los flashes y las cámaras que nunca les pierden de vista. La última vez que los vimos en el balcón del palacio fue el Día Nacional de Mónaco y en aquella ocasión enternecieron a todos mostrando unas cartulinas con un mensaje a su madre: "Te queremos, mami" y "Te echamos de menos", decían los mensajes manuscritos. La princesa Charlene continúa ingresada por lo que no ha podido asistir tampoco a los actos de Santa Devota, pero un comunicado oficial del príncipe Alberto traía esta mañana noticias tranquilizadoras al asegurar que su evolución es satisfactoria, aunque aun faltan unas semanas para que se complete del todo.
Es el último día de las fiestas de Santa Devota que dieron el pistoletazo de salida ayer con la llegada de la barca al puerto para ser incendidad una vez se bendicen las reliquias. La leyenda cuenta que la patrona de Mónaco fue martirizada en 304 en Córcega y se ordenó que se quemara su cuerpo, pero unos cristianos consiguieron huir con él para darle sepultura. Por eso uno de los símbolos más impresionantes de esta cita es el momento en el que se quema una pequeña embarcación en el puerto de Hércules, una práctica que reinstauró Luis II de Mónaco durante su tiempo como príncipe soberano. Hace ya unos años que son Jacques y Gabriella los encargados de prender la llama dejando siempre imágenes de lo niños que oscilan entre la emoción, la sorpresa y la prudencia que requiere el momento.