No ha sido un año fácil para los Grimaldi. La larga y misteriosa enfermedad de la princesa Charlene ha obligado a toda la familia principesca a volcarse en los numerosos compromisos oficiales del pequeño país y a apoyar al príncipe Alberto, que debe compaginar sus deberes como jefe del Estado con la paternidad de sus hijos, los pequeños Jacques y Gabriella, que acaban de cumplir siete años. Sin duda, Carolina de Mónaco ha sido un sostén invaluable para su hermano en estos momentos tan difíciles.
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La princesa Carolina ha decidido despedir este año tan convulso en la estación de esquí de Gstaad, en Suiza, rodeada de sus hijos y nietos. En vísperas de la Nochevieja, la hija de Rainiero y Grace Kelly decidió salir a dar un paseo por el idílico pueblo de montaña junto a sus hijos mayores, Andrea y Carlota Casiraghi, y sus respectivas parejas, la heredera colombiana Tatiana Santo Domingo y el productor de cine francés Dimitri Rassam.
A sus sesenta y cuatro años, Carolina es una abuela feliz y cool que disfruta mucho ejerciendo ese papel con sus nietos: Sasha, India y Max, hijos de Andrea y Tatiana; Raphaël y Balthazar, hijos de Carlota, y Stefano y Francesco, hijos de Pierre y Beatrice Borromeo. La princesa y su familia almorzaron en el lujoso hotel Olden, dieron un tranquilo paseo por las calles del pueblo de Gstaad y se dedicaron a realizar algunas compras antes de la llegada del nuevo año.