Desde hace casi un mes no había noticias de Charlene de Mónaco, que permanece ingresada en un centro de Europa, del que no han trascendido más detalles. El viernes 10 de diciembre, sin embargo, era un día muy especial para la princesa: el del séptimo cumpleaños de sus mellizos, Jacques y Gabriella. Por este motivo, la esposa del príncipe Alberto rompió su silencio y dedicó unas bonitas palabras a sus hijos. “Feliz cumpleaños, mis bebés. Gracias a Dios por bendecirme con unos niños tan maravillosos. Estoy realmente bendecida. Os amo. Mamá”, fue el mensaje que Charlene compartió con sus seguidores junto a unas divertidas imágenes de la celebración de los pequeños príncipes: en pijama, ante una tarta con el número siete y entre globos y guirnaldas de cumpleaños.
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Cómo han llegado esas fotografías a su poder es todo un misterio, ya que no existe confirmación oficial de que la princesa se haya trasladado al Palacio de Mónaco y haya abandonado el centro. Agotada física y mentalmente, después de los seis meses que pasó en Sudáfrica, donde, aquejada de una grave infección otorrinolaringológica, fue operada varias veces, decidió retirarse voluntariamente. Tras muchas especulaciones, el propio soberano de Mónaco confirmó que el ingreso de su esposa no estaba relacionado con la Covid ni el cáncer ni con una crisis en su matrimonio.
“Feliz cumpleaños, mis bebés. Gracias a Dios por bendecirme con unos niños tan maravillosos… Os amo. Mamá”, fue el mensaje que compartió la princesa
Quien ha hablado por primera vez sobre el estado de la princesa ha sido su padre, Michael Wittstock. “Mi hija solía nadar veinte kilómetros al día. Sé que es dura. Superará esto y saldrá mucho más fuerte”, dijo en una entrevista a un medio sudafricano. Wittstock admitió que, durante los meses que su hija estuvo en Sudáfrica, no fueron a visitarla, pese a vivir cerca de donde estaba, por miedo a contagiarse de coronavirus.