Desde que se conociera que Charlene de Mónaco había contraído una infección otorrinolaringológica, el pasado mes de mayo, las preguntas sobre cómo estaba han sido una constante. En las últimas semanas hemos conocido más detalles sobre el estado de salud y la recuperación de Charlene por declaraciones de su marido, Alberto de Monáco, o por algunos amigos de la Princesa. Ahora, es el padre de la exdeportista, Michael Wittstock, quien ha hablado por primera vez desde que su hija fuera ingresada en una clínica en Suiza, el que ha roto su silencio al respecto en una entrevista que ha concedido el medio sudafricano You. Y, aunque ahora mismo la mujer del príncipe Alberto tras meses de convalecencia se encuentra agotada física y psicológicamente, su padre confía plenamente en su fuerza y en que saldrá adelante.
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- Charlene de Mónaco se sincera sobre su estado de salud y sus hijos
La princesa Charlene sufrió una infección grave, tuvo ser sometida a varias intervenciones quirúrgicas y tuvo que permanecer en su país natal mientras se recuperaba. La Princesa regresó al Principado a principios de noviembre, justo a tiempo para asistir al Día Nacional de Mónaco, pero su presencia fue cancelada poco antes. Tras una reunión familiar junto a su esposo y sus hermanos, la princesa Charlene aceptó las recomendaciones que le dieron para continuar con su recuperación alejada de la vida pública y de Monáco, en un lugar tranquilo para poder descansar y someterse a otros tratamientos. Una situación que no asusta a Michael Wittstock. "Mi hija solía nadar 20 km al día", ha explicado el padre de Charlene, desde la casa de su familia en East Rand, provincia de Gauteng, "conociendo su forma de entrenar, sé que es dura", ha declarado. Michael reconoce que su hija no está pasando por la mejor situación, pero también conoce bien su carácter, ya que solía entrenarla y seguirla en las competiciones de natación desde que era muy pequeña, y tiene algo muy claro con respecto a la Princesa: "Superará esto y saldrá mucho más fuerte", ha afirmado con rotundidad.
A causa de su enfermedad, Charlene de Mónaco tuvo que permanecer 8 meses en Sudáfrica. La Princesa, de 43 años, vivía en un albergue en una reserva de Durban, en la provincia de KwaZule-Natal, y aunque estaba en su país de origen y sus padres no viven lejos, no tuvo la compañía de su familia. Su padre ha declarado que no pudieron estar con ella durante su convalecencia y uno de los motivos fundamentales fue el miedo al coronavirus. Michael, de 75 años, y su mujer Lynnette, de 74 años, ha explicado que debido a su edad debían tener mucho cuidado para no contagiarse y que, además, les preocupaba visitar a su hija y que, tras haber pasado por diferentes tratamientos médicos, estuviera más vulnerable ante el virus y pudieran contagiarla. Esa es la razón por la que prefirieron no ver a su hija durante su larga estancia en Sudáfrica. Aunque ha asegurado que estaban en contacto continúo, que habla regularmente por teléfono con ella y con los gemelos, ya que todos mantienen una excelente relación.
El mensaje de Michael sobre el estado de salud de la exnadadora es esperanzador. Hace unos días, fue una amiga de la princesa Charlene quien le dio noticias y detalles al medio PageSix sobre los últimos meses y fueron mucho menos tranquilizadoras. "No sabemos por qué el Palacio minimiza el hecho de que casi muere en Sudáfrica", dijo esta fuente, que señaló especialmente la preocupante pérdida de peso de la madre del príncipe Jacques y de la princesa Gabriella. Un adelgazamiento que también había sido confirmado oficialmente por el Príncipe Alberto II en persona. "Ella sufre de una fatiga increíble. No había dormido bien durante varios días y no estaba comiendo bien. Perdió mucho peso, lo que la hizo vulnerable a otras enfermedades potenciale", dijo Alberto de Mónaco en una entrevista con la revista People. Aunque el Príncipe es de la misma opinión que el padre de su mujer y siempre ha mostrado su confianza en la fuerza y en la total recuperación de su esposa.