Han pasado años, pero nadie se resiste a hablar de Pauline Ducruet como la princesa que se crío en un circo, aunque ni lo uno ni lo otro, ni es princesa ni vivió enrolada en una caravana circense más de dos años de los 27 que tiene. Pero la nueva generación Grimaldi lo tiene complicado para centrar la atención, sobre todo, porque la anterior puso (y sigue poniendo) el listón muy alto. Cierto es que entonces eran otros tiempos y las monarquías se movían con otras expectativas, pero como ella misma recuerda, fue su madre, la princesa (ella sí es princesa) Estefanía la que rompió todos los moldes posibles. Ahora, convertida en diseñadora de moda y cara visible del Principado, concede una entrevista en la que hace referencia al tema del momento en Mónaco, la ausencia de la princesa Charlene.
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La larga estancia de la princesa Charlene en Sudáfrica está resultando de lo más comentada, dentro y fuera de Mónaco, prueba de ello es el propio principe Alberto ha hablado de ello abiertamente con medios estadounidenses para matizar que la situación de su mujer ha venido motivada exclusivamente por complicaciones de salud y no por un enfado. Así que no es de extrañar que cuando el británico de The Telegraph, que solo suelen hablar de su monarquía, ha entrevistado a la sobrina del soberano monegascto, el tema de su tía Charlene haya terminado saliendo. "Sé lo que está pasando, así que no necesito buscar en las revistas para saber qué está pasando. Cada vez que el centro de atención está en la familia, sé para qué sirve, así que ya no es sorprendente", ha dicho sin añadir más leña a una hoguera que lleva ardiendo desde mayo, mes en el que comenzaron todos los problemas de Charlene derivados de una infección de otorrinolaringológica severa.
En cierto modo, y en sentido metafórico, esa hoguera nunca ha dejado de arder. Ahora es la relación entre Alberto y Charlene, pero en los noventa fue el matrimonio de sus padres, Estefanía y Daniel Ducruet el que concentró la atención del mundo, del mismo modo que sucedió con los tres matrimonios de Carolina de Mónaco. Durante años fue su madre la que arrastró el cartel de la princesa rebelde de Europa y ahora es Pauline Ducruet quien lo recoge y lo transforma de un modo muy personal, desarrollando una carrera en la industria de la moda que recuerda la contribución que hizo su madre y su abuela a ella.
"Veía a mi madre preparándose para las galas con vestidos y con diamantes, pero al día siguiente nos llevaba a la escuela con unos vaqueros gastados y botas. Puedes encontrar eso en mis colecciones: son dos mundos, uno lujoso y otro con este sentimiento rebelde. Mi madre era una mujer fuerte que se expresaba a través de la moda, al igual que mi abuela. Cada una de ellas eran iconos de estilo para su época y decían lo que pensaban", cuenta al citado rotativo británico al que ha hablado de su marca Alter Designs, una firma sin género que diseña "piezas para personas".
Grace Kelly y Estefanía de Mónaco, las grandes musas de Pauline Ducruet para sus diseños
Ella misma se ha convertido en la mejor modelo de su marca y viste sus diseños en las apariciones pública. Consciente, como ha dicho, que la familia siempre causa atracción, Pauline Ducruet ha convertido los últimos eventos oficiales de Mónaco en el escaparate perfecto. No solo de su marca, también de su vida, ya que al último acto oficial, una gala en Montecarlo de la fundación del príncipe Alberto para la conservación del planeta, acudió con su pareja, Maxime Giaccardi, con el que mantiene un largo noviazgo que esa misma noche dio un paso más, ya que el joven posó por primera vez con los dos pesos pesados del Principado, Alberto y Carolina de Mónaco, el tándem infalible ante la ausencia de Charlene.
En esa velada quedó comprobado que Pauline Ducruet domina el juego y el poder de la imagen, ella fue la primera en llegar al photocall, en ese momento se pudo ver como su pareja dudaba del orden de precedencia que debía seguir ante la presencia del jefe del Estado y de la especie de "primera dama en funciones" que es Carolina. Lo mismo le ocurrió a Gareth Wittstock, el hermano de Charlene, que no deja de ser un invitado entre los Grimaldi aunque haya multiplicado su presencia en los últimos tiempos, especialmente tras la ausencia de la Princesa. Durante esos segundos de dudas, en los que los Alberto y Carolina de Mónaco, igual que Andrea Casiraghi, se mantenían firmes porque ellos son el centro de la foto. Pauline hizo dos gestos con los que indicó rápidamente a los dos "recién llegados", cómo y dónde tenían que posar.
Pauline Ducruet, igual que sus hermanos, sus primos Casiraghi y su prima Hannover han sido criados de un modo muy libre, no tienen ni títulos ni labores reservadas para ellos de forma oficial. Además, Pauline Ducruet tuvo esa experiencia en el circo cuando su madre se enamoró del dueño del famoso Circo Knie y recuerda ese breve periodo como “un momento de pura libertad”. Sin embargo, dentro de esa libertad o de esa rebeldía al estilo Mónaco, hay una regla no escrita que salta a la vista. Ante la más mínima fisura –y la ausencia de Charlene lo ha sido debido a que nunca una princesa "reinante" ha estado alejada durante tanto tiempo de sus deberes oficiales y del país al que representa-, los Grimaldi reman a una. Es decir, todos, tanto las princesas Carolina y Estefani como sus hijos, han multiplicado su presencia en la vida oficial en los últimos meses, demostrando que el jefe del Estado monegasco nunca estará solo.