Esta semana ha sido muy importante para Charlene de Mónaco ya que después de tres meses hablando con su marido y sus hijos mediante videollamadas o conversaciones telefónicas, al fin ha podido recibir ese abrazo tan reconfortante como necesario en estos momentos. Tras unas jornadas juntos en las que la han colmado de cariño y energía para su proceso de recuperación de una infección otorrinolaringológica, Alberto de Mónaco y los mellizos Jacques y Gabriella ya han regresado a casa. Tal y como adelanta Bild, la noche del jueves 26 de agosto, solo un día después de compartir las imágenes del esperado reencuentro, los tres llegaron al Principado en un helicóptero de color negro que aterrizó en el helipuerto de Mónaco, ubicado en el distrito de Fontvieille, junto al mar Mediterráneo.
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Con el soberano monegasco y sus niños no viajaba Charlene, pero gracias a las imágenes que han compartido de estos días juntos ha quedado patente que la distancia que ahora existe entre ellos se debe únicamente a la salud de la Princesa y no responde a problemas en la pareja tal y como se ha especulado en los últimos meses. El matrimonio, que pasó en julio su décimo aniversario de boda separado, ha demostrado que sigue estando unido y que no atraviesan una crisis pese a los rumores constantes. En estos dos meses que llevaban sin verse, Alberto de Mónaco ha sido un pilar fundamental para su mujer, a la que ya dijo que visitaría con Jacques y Gabriella tras la operación a la que fue sometida el 13 de agosto. "Alberto es el principal pilar de mi vida y mi fuerza, sin su amor y apoyo no habría podido superar este momento tan doloroso", decía.
La fecha de su encuentro en Mónaco
Habrá que esperar hasta otoño para volver a ver a Alberto y Charlene con sus cuatro hijos en Mónaco puesto que los médicos le han recomendado a la Princesa no volar por la presión en los oídos. Ella misma explicaba semanas atrás en la emisora Sudáfrica Radio 702 que aún habrá que esperar un tiempo para que pueda subirse en un avión que la lleve de nuevo al Principado. "Se necesita tiempo para abordar el problema que estoy teniendo. No puedo forzar la curación, así que estaré en Sudáfrica hasta finales de octubre", indicaba la mujer de Alberto de Mónaco, señalando de esta manera la posible fecha para retomar sus rutinas y reaparecer en los actos oficiales donde la vimos por última vez en enero, coincidiendo con la misa de Santa Devota. En estos meses no ha podido formar parte de la agenda de Mónaco.
Las sonrisas y miradas que Charlene y su familia tienen en las imágenes que han compartido de estos días que han vuelto a pasar juntos transmiten más que las palabras. "Estoy muy emocionada de tener a mi familia de vuelta conmigo", decía la Princesa, quien reconocía tiempo atrás que lo más duro de la convalecencia está siendo la distancia con su marido y sus niños a pesar de que el contacto es constante. Con toda seguridad, las muestras de amor del soberano monegasco y las travesuras de Jacqui y Bella -así se refiere a los mellizos- han supuesto una inyección de energía para ella en esta recta final de la recuperación.
Esta no ha sido la primera visita que Charlene de Mónaco ha recibido desde que en mayo fue diagnosticada de una infección ORL (otorrinolaringológica) por la que ha tenido que ser varias veces intervenida. A comienzos de junio ya estuvieron con ella en Sudáfrica el príncipe Alberto y sus niños, que en estos últimos meses han ido ganando protagonismo institucional al acompañar a su padre a diferentes actos en el Principado. Ese viaje, además, coincidió con una celebración muy especial: el quinto cumpleaños de Aiva Grace, la hija de Sean Wittstock, hermano pequeño de la Princesa, y su esposa Chantell.
El origen del problema de salud de Charlene
En primavera la princesa Charlene voló a Sudáfrica, donde nació y pasó su infancia, para promover mediante la fundación que lleva su nombre el fin de la caza furtiva de rinocerontes. Fue durante este viaje cuando comenzaron ya los primeros signos del problema de salud del que aún se está recuperando. Según ella misma explicaba, el origen fue una intervención en la boca en la que le elevaron el seno maxilar, un procedimiento habitual previo a la colocación de un implante. Esta operación tuvo lugar antes del viaje a su país natal y no fue consciente de que tenía una grave infección hasta que comenzó a sufrir un fortísimo dolor de oídos que la obligó a visitar a un especialista ya en África.