La ausencia de Charlene de Mónaco ha vuelto a notarse en el principado. Los Grimaldi celebraron, la semana pasada, su tradicional Gala de la Cruz Roja y la mujer del príncipe Alberto no pudo estar presente debido a que se está recuperando de una grave infección de oídos, nariz y garganta, en Sudáfrica. Para compensar la sonada falta de su esposa, Alberto se apoyó en las otras mujeres de la Familia Real para presidir el acto. Una vez más, la princesa Carolina ejerció de ‘primera dama’ en funciones de La Roca y asistió a la gala con sus tres hijos mayores —Andrea, Pierre y Carlota— y sus nueras —Tatiana y Beatrice—.
Una vez más, Carolina, Carlota, Tatiana y Beatrice fueron las grandes protagonistas de Mónaco. Toda la familia posó en la plaza del Casino de Montecarlo para atender a la Gala de la Cruz Roja, uno de los dos eventos —junto al conocido Baile de la Rosa— más importantes del diminuto país y que se lleva celebrando desde hace casi setenta y cinco años. Pese a la ausencia de Charlene , sí que hubo en la fiesta una representación de los Wittstock, una prueba de que, pese a los rumores, la relación entre Alberto y su mujer es sólida. Gareth y Roisin Wittstock, hermano y cuñada de la princesa, asistieron al acto. Gareth, que se instaló en Mónaco después de la boda de su hermana, trabaja en la fundación de Charlene, de la que es secretario general.
Todos disfrutaron de un concierto al aire libre del músico británico Jamie Cullum, siguiendo las nuevas medidas contra el coronavirus. Luego, los Grimaldi presidieron una cena a beneficio de la Cruz Roja en la que el precio del cubierto podía llegar hasta los 800 euros. Con su presencia, la familia principesca logró reunir mucho dinero para la institución humanitaria, que fue la preferida de Grace Kelly durante gran parte de su vida.