El brillo y glamour de las grandes fiestas vuelve a abrirse paso en Mónaco. La noche del viernes 16 de julio el Principado acogía uno de los acontecimientos más importantes del año, el Concierto de la Cruz Roja, que llega en esta ocasión no solo con nuevo nombre sino lleno de transformaciones y novedades para poder adaptarse a las circunstancias sanitarias. La noche nos permitió ver nuevamente el reencuentro público de muchos de los Grimaldi ya que estuvo presidida por el príncipe Alberto, la princesa Carolina, Carlota, Andrea y Pierre Casiraghi, estos últimos con sus mujeres, Tatiana Santo Domingo y Beatrice Borromeo. Les acompañaron también Gareth Wittstock, hermano de la princesa Charlene, y su esposa Roisin Galvin. A pesar de los cambios, la velada sigue siendo una cita solidaria, pero ha dado paso por las circunstancias a un concierto al aire libre, con el cielo estrellado y la voz en directo de Jamie Cullum como mágico telón de fondo.
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La Familia Real monegasca no quiso perderse este concierto de verano de la Cruz Roja de Mónaco y ejercieron, como cada año, de perfectos anfitriones. Primero recibieron a todos los asistentes, quienes pagaron entre 200 y 800 euros por formar parte de esta emblemática velada, en la terraza del icónico Café de París Montecarlo. Allí posaron muy sonrientes en la alfombra roja, al igual que el resto de rostros conocidos que apoyan la labor de la institución humanitaria. Tras esto se dirigieron al epicentro de los actos: la Plaza del Casino, que fue remodelada el pasado año y que desde entonces no había acogido ningún gran evento, para después disfrutar del cóctel y del concierto, todo por primera vez al aire libre. Para ello, todo estaba dispuesto en dos zonas. Por un lado, mesas redondas para aproximadamente siete personas adornadas con flores blancas y rojas -los colores de la bandera del Principado- mientras que en otra parte se encontraban colocadas las sillas en filas para la actuación.
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El británico Jamie Cullum, que ha interpretado las canciones principales de películas como Bridget Jones, Gran Torino o La vida sin Grace, puso la banda sonora a esta noche de verano con sus interpretaciones de clásicos del jazz y con las propuestas que están incluidos en Taller, su nuevo disco. Además de tararear los temas del artista de 41 años, el soberano monegasco y su familia, al igual que todos los que les acompañaron, pudieron también conocer algunas obras de arte que adornaban el espacio, firmadas por artistas como Laurence Jenkell y Nick Danzinger. Como broche final, fuegos artificiales iluminando el cielo del Principado.
Las ausencias de la noche
La Gala de la Cruz Roja es una cita ineludible para los Grimaldi desde 1948 y el entusiasmo anoche quedaba patente en todos ellos por volver a poner en marcha esta cita que el año pasado tuvo que suspenderse y que ahora se ha llevado a cabo con aforo reducido. A pesar de que la velada salió según lo esperado y todos disfrutaron de una agradable cita, no han pasado desapercibidas las ausencias. La más notable, la de la princesa Charlene. La mujer de Alberto de Mónaco no pudo formar parte de la fiesta ya que se encuentra en Sudáfrica recuperándose de una infección severa en la nariz, los oídos y la garganta por la que ha tenido que ser operada y no se le recomienda por ahora regresar al Principado. Tampoco estuvieron Dimitri Rassam, marido de Carlota Casiraghi, al que días atrás veíamos en el Festival de Cannes, Alejandra de Hannover, Estefanía de Mónaco y sus hijos, Pauline Ducruet, Louis Ducruet y Camille Gottlieb.