La elegancia y el glamour de Gracia de Mónaco la convirtieron no sólo en una de las princesas más queridas y admiradas de todos los tiempos, sino también en todo un icono de moda. Su estilo sigue siendo hoy en día imitado por muchas mujeres en todo el mundo y encuentra su reflejo en sus descendientes. Con motivo del que sería su 91º cumpleaños, repasamos la vida de esta icónica princesa y el legado que dejó a sus hijas y nietas.
La imagen muestra la exclusiva colección de joyas que la firma Montblanc reunió para homenajear a la princesa Gracia con una gran fiesta celebrada en 2011 y a la que asistió Carolina de Mónaco, con su hermano Alberto, y la mujer de éste, Charlene. Siempre perfecta para cada ocasión, la mujer del príncipe Raniero suscitaba una gran expectación en todas sus apariciones públicas y es que además de su magnífico gusto a la hora de vestir, la princesa siempre lucía espectaculares joyas que eran su complemento perfecto. Es por ello que Montblanc quiso rendirle un homenaje muy especial creando la colección de joyas, relojes y plumas 'Princesa Grace de Mónaco', unas piezas únicas que presentaron en una fiesta celebrada en la Ópera Garnier de Montecarlo y que reunió a más de 300 invitados, entre los que se encontraban numerosas personalidades del mundo del espectáculo, la moda, el cine y la alta sociedad monegasca.
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Rainiero de Mónaco fue, salvando las distancias, el príncipe Harry de la época. Como el británico, se enamoró de una actriz norteamericana, aunque en su caso ya era soberano cuando presentó a la estrella de Hollywood como la nueva princesa de Mónaco. Su enlace, en 1956, marcó una época, con más de 600 invitados y una expectación mediática sin precedentes. Pronto la figura de Gracia se convirtió en la mejor carta de presentación para el Principado y su elegancia y discreción la convirtieron en todo un referente.
Un año después de su contraer matrimonio en la Catedral de Mónaco dieron la bienvenida a su primera hija, Carolina, y pronto la siguieron Alberto, actual jefe del Principado, y Estefanía. En ellas y en sus nietas aún es posible admirar el esplendor de la inolvidable Gracia de Mónaco
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Una vez que se convirtió en princesa los focos de Hollywood se apagaron para ella, y el Principado y su familia pasó a ser su auténtica prioridad. En una entrevista en la CNBC, el príncipe aseguró que por encima de todo era una "madre muy, muy cariñosa". "Aún todavía hoy veo tantas vidas que tocó por todo el mundo. Gente que la conoció, incluso personas que no la conocieron. Las generaciones más jóvenes han aprendido a conocerla y a descubrir lo que ella hacía”, añadió. "Creo que siempre es muy gratificante influir en la gente de una manera muy significativa y ella tenía ese don. Tenía el espíritu, el corazón y la generosidad". El príncipe Alberto no fue parco en elogios a su madre, que concluyó diciendo: "Sé que todos somos mejores personas por haberla tenido en nuestras vidas". El papel de Gracia como madre, sin duda, ha marcado el camino a sus hijos, que también se desviven por los suyos
Mientras que son sus hijos los que se han encargado siempre de ensalzar su labor como madre, son las imágenes las que hablan por si solas a la hora de elevar a Gracia de Mónaco a la altura de un icono de la moda. Su inconfundible estilo, sencillo pero con una elegancia natural, se convirtió en todo un referente de la época. Años más tarde, serán Carolina y Estefanía las que marquen el paso de las tendencias y, posteriormente, sus hijas.
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Raniero quedó prendado de ella cuando la vio en Atrapa a un ladrón, película que protagonizó junto a Cary Grant. Pero no fue hasta al año siguiente, 1955, cuando se conocieron durante el Festival de Cannes, al que acudió para presentar el filme La angustia de vivir. El príncipe conquistó a la estrella, pero lo que desconocía era que el paisaje de la Costa Azul le había echado un cable. “¿A quién pertenecen todos estos fabulosos jardines?”, preguntó la actriz al guionista de Atrapa a un ladrón tras rodar una escena en la que se divisaba Mónaco. No podía imaginar que la respuesta era el nombre de su futuro marido
Sin duda, es Carolina de Mónaco en la que mejor podemos ver reflejados los rasgos y el estilo de su madre. La menor, Estefanía, también tiene un indudable parecido físico, pero en sus genes predomina la parte Grimaldi. Tras el fallecimiento de Gracia, la primogénita pasó a ser la primera dama de Mónaco, intensificando su presencia en actos oficiales, donde cada vez más los flashes parecían captar en ella la esencia y sofisticación de su madre
Estefanía de Mónaco, acudiendo con su padre a un acto público. A pesar de que ahora se mantiene al margen de la vida pública y sus apariciones se limitan a los actos oficiales del Principado o a actos solidarios, durante la década de los 80 destacó por sus impactantes looks, modernos y rompedores, y también por su faceta artística, heredada de su madre, a la que perdió cuando tenía solo 17 años. Conocida durante mucho tiempo como la princesa rebelde, hizo sus pinitos en la música lanzando un disco llamado Besoin. Su primer single tuvo una gran acogida y permaneció durante más de diez semanas en la lista de los más vendidos. De hecho, colaboró con Michael Jackson a pesar de que fue años después cuando la noticia salió a la luz gracias a una entrevista que dio el rey del pop.
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Carlota de Mónaco, entre su madre, Carolina y su tía, Estefanía, aplaudiendo desde el balcón del palacio monegasco durante la celebración del Día Nacional de Mónaco el 19 de noviembre de 2012. Las tres han heredado muchos rasgos físicos de la inolvidable Grace Kelly -su madre y abuela, respectivamente- y han destacado siempre por su gran belleza, su estilo y su elegancia de movimientos, un gran legado que les ha dejado la que fuera gran actriz de Hollywood antes que princesa monegasca
Después de sorprender por la mañana con un minivestido en tono perla de Yves Saint Laurent, Carlota Casiraghi deslumbró la noche de su boda al escoger un look que, inevitablemente, recordaba a su abuela con un vestido que parecía sacado de un cuento de hadas y joyas que pertenecieron, en su día, la inolvidable Grace Kelly
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Carolina de Mónaco y su hija Carlota, que han hablado de las similitudes y diferencias de su vida en el semanario francés Madame Le Figaro. La princesa de Hannover asegura, pese a ser hija de una de las grandes estrellas de todos los tiempos de Hollywood, que no es una gran cinéfila, todo lo contrario que su hija Carlota, que a su afición personal por el séptimo arte une el haberse casado con Dimitri Rassam, productor de cine e hijo de la reconocida actriz francesa Carole Bouquet
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Jazmin Grace, hija mayor de Alberto de Mónaco, ha seguido los pasos de su abuela y también se dedica al mundo del espectáculo, aunque en su caso empezó por la interpretación y ahora se ha decantado por la música formando dueto musical con su pareja, Ian Mellencamp. Precisamente en la promoción de su último trabajo ha hecho un guiño a su abuela ya que luce un bikini blanco que recuerda, inevitablemente, al que lució la intérprete en 1955 en una sesión de fotos de revista Collier's.
La madre del soberano monegasco es todo un referente para Jazmin. De hecho, en 2018 se inspiró en ella para celebrar su cumpleaños, convirtiéndose en una auténtica estrella de Hollywood. Además, se ha interesado en conocerlo todo sobre ella y decidió alojarse en la casa de Filadelfia que en su día sirvió como residencia de la oscarizada actriz que enamoró a Mónaco.
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Pauline Ducruet ha heredado de su abuela su pasión por la moda, aunque en su caso prefiere mantenerse al otro lado, siendo ella quien diseña. En 2018 lanzó Alter, su propia firma, tras estudiar en el Instituto Marangoni de París y trabajar para Louis Vuitton. En el proceso de creación de sus prendas está presente la inspiración de de Grace Kelly y de todo lo que supuso en el mundo de la moda. El glamour que la definía está presente en la elegancia que la hija de Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet intenta transmitir. Eso sí, reinventándola y reinterpretándola.
El príncipe Alberto está al frente del Principado de Mónaco desde el fallecimiento de su padre, cumpliendo con su labor insticucional, haciendo viajes y actos oficiales... Pero también ha heho sus pinitos en el mundo de la intepretación que tanto amó su madre. En mayo participaba en el remake de C'était un rendez-vous, un corto de origen francés que se rodó en el año 1976. Como el resto del equipo del filme, Alberto siguió atentamente las instrucciones dadas por Lelouch en la escena que le tocaba rodar. Además, contó entre los espectadores con su sobrino Louis Ducruet y la mujer de este, Marie Ducruet.
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