Esta semana Charlene de Mónaco acudía a Georgia, país en el que acudía a una cena de gala en su honor en compañía de algunas personalidades de esta región situada en el límite entre Europa y Asia. A pesar de que este viaje en el que afianzó su compromiso con el deporte lo hizo en solitario mediante la fundación que lleva su nombre, la Princesa tuvo muy presente a su marido, y es que durante la despedida recordó el día de su enlace de una manera muy significativa. Ella siempre es discreta en cuanto a los complementos que luce, pero en esta ocasión abrió su joyero para rescatar la tiara Océan, que usó para la velada en forma de collar. Se trata de una de sus piezas más espectaculares, importantes y valiosas sentimentalmente. No en vano, fue un regalo que le hizo el soberano monegasco por su matrimonio.
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Meses antes de su boda, que se celebró en julio de 2011 en el Palacio Grimaldi ante la presencia de representantes de diferentes realezas europeas, Alberto de Mónaco confió en los joyeros Van Cleef et Arpels para obsequiar a su mujer con un regalo eterno: una tiara de 850 diamantes y 359 zafiros de tonalidades diferentes que representan la espuma del mar y que cuenta con 11 diamantes de cuatro quilates cada uno que simbolizan gotas de agua. Un claro guiño a su pasado como nadadora olímpica. Charlene estrenó esta joya poco después del enlace, en el Baile de la Rosa, y desde entonces la ha lucido en contadas ocasiones. En 2014 posó por primera vez con la citada tiara para un excepcional reportaje de ¡HOLA! en el que descubrimos la auténtica historia de una mujer auténtica y luchadora.
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Ahora la ha vuelto a lucir en forma de collar durante su visita a Georgia. En esta cena, la madre de los príncipes Jacques y Gabriella de Mónaco estaba espectacular con un traje negro y ese bonito collar que era el gran protagonista de su look. Ha sido Juan de Bagration-Mukhrani el que ha compartido algunas imágenes de este encuentro, al que acudió con su esposa, Kristine Dzidziguri. Además, ha enviado un mensaje de agradecimiento a Charlene. "Me gustaría agradecer profundamente a Su Alteza la princesa Charlene de Mónaco que haya visitado Georgia y su gran apoyo y generosidad hacia nuestra gente. Su labor humanitaria en todo el mundo es un ejemplo a seguir", ha escrito el príncipe de Georgia, que es español. Cabe recordar que es hijo del príncipe Bagrat de Bagration y de María del Carmen de Ulloa y Suelves. Nació y creció en nuestro país –tiene la doble nacionalidad española y georgiana– y es familiar lejano del rey Felipe VI, pues su padre era primo segundo del rey Juan Carlos.
Una bonita sorpresa
Durante su estancia en Georgia, donde estuvo dos días, Charlene de Mónaco afianzó su compromiso con el deporte. En la capital, Tbilisi, visitaba la Villa Olímpica y sus instalaciones deportivas en presencia del Sr. Mikheil Chkhenkeli, Ministro de Educación, Ciencia, Cultura y Deporte de Georgia, Sra. Isabelle Bonnal, Directora de Educación Nacional, Juventud y Deporte y varias autoridades georgianas. Además, daba una gran sorpresa al equipo de rugby de la ciudad al regalarles un autobús con el que puedan desplazarse fácilmente a todos los encuentros que tienen a lo largo de la temporada. Era la propia Princesa quien entregaba las llaves de este vehículo a su Presidente Fundador, el Sr. Gia Kublashvili. También tuvo la oportunidad de charlar con atletas paralímpicos de modalidades como el voleibol o el esgrima y conocer el día a día de la Fundación Ai la, un centro de rehabilitación para niños con problemas auditivos.