La nueva normalidad va imperando en las Casas Reales que ya han recuperado sus agendas, eso sí adaptadas a las nuevas circunstancias tras el coronavirus. No han sido unos meses fáciles para Charlene de Mónaco, después de que su marido fuera el primer monarca contagiado por COVID-19 y tras el fallecimiento de Elizabeth - Ann de Massy, prima de su marido. Sin embargo, la Princesa ya ha vuelto a sus actividades y se ha enfrascado de nuevo en la Fundación que lleva su nombre, centrada en el apoyo y la promoción del deporte, sobre todo en natación -donde Charlene es una auténtica profesional- y en el rugby.
La esposa de Alberto de Mónaco ha vuelto a los entrenamientos, con un curioso deporte acuático que para muchos será un gran desconocido: el ciclismo acuático, en el que se trata, literalmente, de rodar por el mar en una bicicleta anclada a una especie de soportes parecidos a los de los catamaranes. Vestida con mallas azules, zapatillas de deporte negras, camiseta naranja de manga larga, gorra azul, gafas de sol, pañuelo al cuello y unos casos de música, la Princesa sigue demostrando que está en plena forma y que no ha abandonado su pasado deportivo.
- La declaración de amor de Charlène de Mónaco al príncipe Alberto
“La princesa Charlene entrenando en una bici de agua. Hay un proyecto emocionante en el horizonte. Todo será desvelado a finales de mes, en la página web de la Fundación”, es el mensaje que su entidad ha escrito junto a la curiosa imagen.
Todo parece indicar que la Fundación organizará una carrera benéfica cuya recaudación irá destinada a diferentes proyectos caritativos y solidarios que la organización tiene en diversas partes del mundo. En el año 2017 se creó el Riviera Water Bike Challenge, una carrera de relevos de 20 kilómetros en bicicleta acuática en la Costa Azul. La Princesa se quedó sin participar en la primera edición a causa de una lesión, pero ya se ha puesto todo en marcha para que vuelva a repetirse la competición. A juzgar por su duro entrenamiento, Charlene está dispuesta a revalidar su triunfo de 2018 cuando su equipo ganó la carrera que se disputa en aguas del Mediterráneo.
A pesar que desde 2011, tras su matrimonio con el príncipe Alberto, se convirtió en Alteza Serenísima, Charelene nunca ha dejado atrás su gran pasión: la natación. Fue miembro del equipo de relevos de Sudáfrica en los Juegos Olímpicos de Sidney del año 2000, donde quedó quinta. Acabó sexta en el Campeonato Mundail de Natación en Piscina Corta en 2002 en la categoría de 200 metros espalda.
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