Jacques y Gabriella de Mónaco ya son unos asiduos de este tradicional picinic que cada año organiza el ayuntamiento de Mónaco en el parque de la Princesa Antonieta y, como de costumbre, los pequeños, de cuatro años, acapararon todas las miradas en este evento con el que los ciudadanos del Principado dicen adiós al verano e inauguran la nueva temporada. Acompañados por sus padres, los príncipes Alberto y Charlene, contemplaron divertidos los bailes regionales que les dedicaron un grupo de niños, mientras Gabriella sostenía orgullosa el ramo de flores con el que obsequiaron a todas las mujeres de la comitiva.
El año pasado los dos hermanos vistieron también el traje típico monegasco que es habitual vestir en este picnic. Sin embargo, en esta ocasión, ambos se presentaron con un look muy veraniego, a pesar de que el otoño ya acecha. La niña conquistó a todos con su llamativo vestido de tirantes con volante fucsia y con la simpatía que le caracteriza. Por su parte, Jacques lucía pantalón corto beis y una camisa blanca arremangada. A pesar de la alegría que siempre derrochan los mellizos, la larga jornada parece haber hecho mella, en especial en el niño, que mostraba un semblante más serio y cansado a medida que avanzaba el día.
La familia fue recibida por la autoridad religiosa y por un grupo de niños que les ofrecieron las flores además de un baile regional que hizo las delicias de la familia real. Charlene de Mónaco, muy elegante con un mono en tonos rosa y malva cubierto por una camisola a juego a modo de túnica, agradecía amablemente el detalle de los niños al hacerle entrega de las flores. El príncipe Alberto, por su parte, vestía un traje similar al de su hijo, pero con una americana azul marino y un cordón rojo atado al cuello, uno de los atuendos tradicionales de la indumentaria regional.
Este día de campo, que concluye con una misa, suele ser una de las citas más esperadas por el pueblo de Mónaco que se reúne con sus príncipes en un ambiente cálido y muy agradable. De esta forma, la familia pone el broche perfecto a un verano muy completo, que comenzó con dos bodas por todo lo alto, la de Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam a principios de junio y la de Louis Ducruet y Marie Chevallier dos meses más tarde. Además Alberto de Mónaco y sus hijos disfrutaron de unos días de relax en Croacia a bordo de su espectacular yate, donde los pequeños disfrutaron de lo lindo.