Un año más, Montecarlo se ha engalanado y no solo porque dentro de unas horas acogerá una de las bodas religiosas del año, la que unirá en matrimonio a Louis Ducruet, hijo de Estefanía de Mónaco, y Marie Chevallier. En plenos fastos nupciales -cabe recordar que este viernes celebraban la ceremonia civil en el Ayuntamiento de la capital-, los Grimaldi han hecho una pausa para acudir a una de las citas anuales por excelencia: el tradicional Baile de la Cruz Roja, que ha tenido lugar, como viene siendo habitual, en la sala des Etoiles del Sporting de Montecarlo.
El glamour y la solidaridad han vuelto a ser los auténticos protagonistas para un homenaje a los donantes que colaboran con la institución humanitaria recaudando fondos. Y, como no podía ser de otro modo, esta 71ª edición de la gran gala anual ha contado con invitados de excepción. Si el año pasado fueron Alberto y Charlene de Mónaco los anfitriones del evento, en esta ocasión ha vuelto a repetir con su esposa, con la que ha disfrutado de una cena, actuaciones musicales, baile, una sesión de fuegos artificiales y, en definitiva, una velada espectacular.
En 2018 Alberto de Mónaco retornó a su agenda oficial con este acto, después de verse obligado a aligerarla por prescripción médica. En cuanto a su esposa, Charlene, deslumbró con un vestido de inspiración años 20 de Atelier Versace de corte sirena y efecto degradé, cuajado de pequeñas escamas en forma de abanico realizadas con cristales de Swarovski que rememoraba su época de nadadora. Esta vez, ha vuelto a impactar con un espectacular vestido verde largo y con capa que acentuaba su espléndida figura.
Sin duda, el descanso ha sentado bien al hijo de Rainiero y Grace Kelly, que a la elegancia y compostura habitual de los compromisos insititucionales le ha añadido una buena dosis de ritmo. La pareja monegasca se ha entregado al ambiente festivo que rodea a este evento solidario y se han lanzado a la pista de baile como unos auténticos profesionales. Entre gestos de complicidad y de cariño, Alberto y Charlene han sorprendido con una coreografía muy marchosa a la que enseguida se han apuntado el resto de invitados.
Los príncipes de Mónaco, en un preludio perfecto de la fiesta que unirá este sábado a la familia Grimaldi en la catedral de Nuestra Señora Inmaculada, disfrutaron de una de las galas más prestigiosas de Mónaco en la que no solo se dan cita las más altas autoridades del principado, sino que es habitual que este evento benéfico se convierta en una gran alfombra roja por la que desfilan todo tipo de celebrities, que como cada año abonan los 1.200 euros por comensal que cuesta la participación en esta gala conducida por los presentadores Karine Viard y Michel Drucker y que culminó con una espectacular exhibición de fuegos artificiales.
El año pasado el cantante Seal y Adriana Karembeu asistieron a la gran cita anual. Esta última, además, lo hizo presumiendo de embarazo con un sencillo pero muy favorecedor vestido rojo. A sus 46 años, estaba a punto de hacer realidad su sueño de convertirse en madre. Este viernes por la noche, se ha dejado ver, entre otras celebrities, el deportista Tony Parker, que ha asistido a la gala acompañado de su mujer. No ha faltado tampoco la representación española de la mano de Álvaro de Marichalar, que ha acudido al gran evento acompañado de su pareja y con una llamativa chaqueta de tercipelo con detalles en verde pistacho que, sin duda, no ha pasado desapercibida.