Pierre Casiraghi, sobre el interés por Guillermo y Harry de Inglaterra: '¡Pobres!'
Ha concedido una entrevista a 'Boat International' en la que aborda todo tipo de cuestiones
Pierre Casiraghi está en continuo punto de mira de los medios de comunicación, pero no se ha dejado deslumbrar por la luz de los focos y lleva una vida discreta. No frecuenta las alfombras rojas de actos sociales, tan solo cuando la corona obliga arropa a su tío, Alberto de Mónaco, en las citas ineludibles del Baile de la Rosa, en el que los Grimaldi se desmelenan como en su última edición; en la celebración del Día Nacional a la que se han sumado las nuevas generaciones en los últimos tiempos, en los partidos de fútbol del Mónaco; en las carreras del Gran Prix de Fórmula 1 o en alguna velada con fines benéficos. Y por supuesto no concede entrevistas.
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Solo su pasión por el mar podía echar por la borda sus reservas a hablar con los medios. El hijo de la princesa Carolina y el recordado Stefano Casiraghi rompió su silencio con la excusa de la navegación en Boat International, una publicación especializada en náutica. Como una ola sigue a otra, un tema siguió a otro durante la travesía de la charla con Stewart Campbell y, al final, este lobo de mar abordó cuestiones más personales en la marejadilla de preguntas que han dado a conocer más en profundidad a uno de los príncipes más admirados, pero también más escurridizos.
“Navegar es una válvula de escape”
Cuando habla sobre náutica parece que se siente como pez en el agua, pero cuando la conversación toma otros derroteros y se acerca demasiado a su realidad “se aparta un poco y desaparece unos instantes detrás de una media sonrisa y los ojos entornados”, dice el entrevistador. Aunque tampoco esquiva los puntos más bravos del cuestionario: se piensa muy mucho cada palabra y responde.
La navegación, y el deporte en general, le ayudan a romper las cadenas de su condición: “Navegar es una válvula de escape. Cuando era niño leía libros de aventuras. Eso fue lo que siempre quise hacer. Las primeras veces que salí a navegar solo o con un amigo para mí era la libertad. Nadie podía venir a decirme: ‘Ve allí’ o ‘haz esto’. Me sentí como en una miniaventura. También me gusta hacer escalada, paracaidismo o buceo. Me encanta ir al bosque a hacer trekking, montar a caballo, jugar al fútbol y practicar boxeo”. Y valora personalmente lo mucho que hecho su tío, el príncipe Alberto, por el deporte: “Definitivamente ha puesto a Mónaco en una ruta deportiva y creo que eso es increíble. Muchos deportistas viven aquí y no es solo por razones fiscales. Tienes esgrima, natación, buceo, boxeo..., todo lo que quieras”.
“Como cualquier otro niño”
Mónaco es un lugar muy pequeño con una familia muy grande. La propia educación de Pierre fue muy normal para alguien con sus referencias. Tanto él como sus hermanos, Andrea, Carlota y Alexandra, asistieron a la escuela estatal francesa: “Éramos como cualquier otro niño. Íbamos a la escuela todas las mañanas, volvíamos a casa por la tarde y hacíamos nuestra tarea. Éramos conscientes de que nuestra situación no era exactamente la misma que la de los demás, pero no creo que nos haya afectado”. Después estudió Derecho en París y luego en Economía Internacional en Milán: “Pensé que Economía siempre sería útil”. Acertó. Hoy desempeña un papel clave en varias empresas familiares, como accionista mayoritario en la empresa de helicópteros Monacair y la empresa de construcción Engeco, ambas fundadas por su padre, Stefano, que murió trágicamente en el mundial de off-shore en Mónaco en 1990. Pierre, que nació en 1987, tenía solo tres años (uno más que su hijo mayor que se llama Stefano en su honor) en el momento del fatal accidente.
“¡Pobres Guillermo y Harry!”
Está claramente orgulloso del papel que su familia ha desempeñado en el desarrollo de Mónaco. “Si te imaginas Mónaco a principios del siglo XX, era un pueblo realmente pequeño al que acudía la élite en invierno y el resto del año solo quedaban pescadores y algunos pequeños hoteles. Fue una vida muy sencilla y esto nos ayuda a mantener los pies en el suelo y apreciar todo lo que tenemos. Una generación atrás, dos generaciones atrás, las personas vivían en condiciones completamente diferentes. Mucha gente recuerda eso aquí”. La transformación del pequeño gran Principado ha repercutido en su consideración de la intimidad: “Todos merecen su privacidad. Entiendo que la gente siente curiosidad [por nuestra familia], pero eso no es privacidad. La privacidad es algo que te toca a ti y a tu círculo inmediato. Es una cuestión de respeto”. Y mira con simpatía hacia sus compañeros en el Reino Unido que pasan sus vidas en las primeras páginas: “¡Pobres Guillermo y Harry! Es muy difícil compararnos con ellos. El Reino Unido es un lugar muy grande con mucha gente, y nosotros venimos de un lugar muy pequeño con diferentes tradiciones. Pero también merecen su privacidad”.