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Mónaco acogió este sábado por la noche su cita más esperada, uno de los eventos de la primavera por excelencia que siempre consigue que los ojos de medio mundo se posen sobre el Principado: el conocido como Baile de la Rosa. El año pasado la velada sirvió para que Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam oficializaran su compromiso. La hija de Carolina de Mónaco lució entonces un impresionante anillo que no pasó desapercibido y que acaparó todas las miradas. Además, en ese momento todavía era un secreto, pero Carlota ya estaba embarazada de su segundo hijo -el primero junto al productor de cine francés-.
Así oficializaron su compromiso Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam en el Baile de la Rosa de 2018
¿Por qué el Baile de la Rosa está generando tanta expectación este año?
Ya ha pasado un año desde aquel inolvidable evento y, tal y como se ha podido ver en esta edición, 365 días después algunas cosas han cambiado. La expectación era máxima, sobre todo por la reaparición de Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam. Pese a que en la pasada edición dejaron clara su intención de pasar por el altar -de hecho iban a hacerlo en verano, tal y como confirmó ¡HOLA!-, finalmente no cambiaron de estado civil y, es más, a principios de año ambos protagonizaban un distanciamiento y decidían posponer su enlace, después de casi dos años de relación y un hijo en común. Ahora, la pareja, que fue la gran ausente del Día Nacional de Mónaco, ha vuelto a dar una oportunidad al amor y a demostrar que su relación puede con todo.
En ¡HOLA!, Carlota Casiraghi rompe su compromiso con Dimitri Rassam a los dos meses de nacer su hijo
Después de aquel altibajo, volvieron a avivarse los rumores de un 'sí, quiero' después de que Carlota Casiraghi regresara a Mónaco coincidiendo con el 62º cumpleaños de su madre. En el dedo anular de su mano izquierda lucía la espectacular sortija de pedida que le regaló Dimitri Rassam. Semanas antes, ambos habían negado su separación desmintiendo una posible crisis. Los planes de boda seguían adelante y este sábado volvieron a ponerse de manifiesto, cuando Carlota Casiraghi apareció más radiante que nunca, con un diseño palabra de honor en rosa y negro y la melena ondulada hacia un lado.
Otra de las novedades de esta edición fue la gran ausencia del diseñador Karl Lagerfeld. El modisto, fallecido el pasado 19 de febrero en París, fue el encargado durante varios años de realizar la decoración del evento, que en cada Baile de la Rosa cambiaba de temática. En 2018, por ejemplo, fue Manhattan Ball. Y es que la relación del considerado 'káiser' de la moda con los Grimaldi siempre fue muy estrecha. Tal es así que varios de sus miembros, entre los que se encontraba Carolina con sus hijos Carlota y Andrea, estuvieron presentes en el último adiós al diseñador en Nanterre. Su recuerdo estuvo muy presente durante toda la celebración del Baile de la Rosa, como no podía ser de otro modo. De hecho, Carolina de Mónaco, que siempre se hacía acompañar por el modisto en esta cita, eligió a su hermano Alberto para que ocupase su lugar. El príncipe monegasca acudió sin su mujer, la princesa Charlene, que protagonizó la otra gran ausencia de la noche.
La fascinante historia de Karl Lagerfeld y Carolina de Mónaco, su otra musa
Los hijos de Carolina de Mónaco, que eligió un collar de su madre, Grace Kelly, y un vestido negro con detalles en rosa palo para acudir a este gran evento del Principado, tampoco quisieron perderse la velada. Así, Andrea y Pierre Casiraghi asistieron junto a sus respectivas esposas, Tatiana Santo Domingo y Beatrice Borromeo. También les acompañó Alexandra de Hannover, que en esta ocasión posó sola, sin su pareja Ben-Sylvester Strautmann, que se sumó después.
Carole Bouquet, una más entre los Grimaldi
También se encontraba, como una más entre ellos, Carole Bouquet, madre de Dimitri, ya que posó junto a los Grimaldi junto a su nuera, Charlotte, quien contrajo matrimonio con Louis Giacobetti -hermano de Dimitri- el pasado mes de junio en la Bretaña francesa. Carole está completamente integrada en la familia de Carlota Casiraghi, tal y como pido apreciarse durante el tradicional Baile de la Rosa.
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