Charlene de Mónaco, todo amor con su hijo tras una competición de lo más original
Charlene de Mónaco no es princesa de medias tintas o de medias aguas como es el caso que nos ocupa. Lo da todo por sus causas benéficas y para la competición Riviera Water Bike Challenge de ayer volvió a ser la olímpica de tiempos pasados, haciendo valer su resistencia, su ímpetu y su fama en el deporte de alta competición. Como recompensa del esfuerzo, se hizo con la victoria ante el orgullo de los suyos, el príncipe Alberto, sus mellizos el príncipe Jacques y la princesa Gabrielle, sus hermanos Gareth y Sean Wittstock y su sobrino político Pierre Casiraghi.
Charlene de Mónaco, divina en la presentación de la Water Bike Challenge
Muchas risas y una ducha de champán: Charlene de Mónaco, como nunca la habíamos visto
Los mellizos de Charlene y Alberto de Mónaco, protagonistas en un torneo de rugby
Pero no hay medalla ni copa ni aplauso más dulce que el beso de felicitación de un hijo. Y si Charlene de Mónaco cuando participa en un acto oficial de carácter deportivo parece otra, risueña, feliz, divertida, enamorada..., sin tiranteces protocolarias que valgan, al lado de sus pequeños se transforma de nuevo y es ya casi una desconocida, abandona todos los títulos reales y todos los deportivos por el de madre. Esos besos, esos abrazos y esos alzamientos a los hombros de una saben a verdadera gloria. El príncipe Alberto demostró buen perder y por supuesto también celebró el primer puesto de su mujer con un apasionado beso. Las mieles de éxito.
La capitana llamó a filas y reclutó a 110 participantes, incluidos 44 atletas de élite, que formaron los 22 equipos que compitieron en la segunda edición de la carrera en la Bahía de Mónaco frente a una gran audiencia. Tanto Alberto como Charlene de Mónaco dieron ejemplo y ansias de triunfo a sus compañeros de equipo, los deportistas profesionales y aficionados que dieron 30 vueltas a lo largo de los 20 kilómetros de la prueba montados en bicicletas acuáticas Schiller S1-C, pero fue el equipo de la Princesa (y eso incluye a grandes campeones como el piloto Mark Webber, el exjugador de rugby Christophe Dominici, la nadadora sudafricana Terence Parkin y el ciclista David Tanner) el que se alzó con la gran copa con la enorme satisfacción de saber que los fondos recaudados con su ayuda apoyarán las acciones de la Fundación Charlene de Monaco cuyo objetivo prioritario es salvar vidas con los programas contra los ahogamientos.
Muchas otras personalidades participaron en el evento benéfico como la ex figura del AS Monaco Ludovic Giuly, el piloto de Fórmula 1 Felipe Massa o sus antiguos compañeros David Coulthard y Mika Hakkinen. También se dieron cita en la Bahía la atleta Paula Radcliffe compañera de Allison Curbishley, el jugador de rugby Simon Shaw, el nadador Yannick Agnel o el esquiador sueco Pernilla Wiberg. Por supuesto, los cinco embajadores de la Fundación Charlene de Mónaco, Yannick Agnel, Pierre Frolla, Nic Lamb, Ryk Neethling y Terence Parkin, tomaron parte en la carrera. Pesos pesados muy ligeros, pero nada comparado con nuestra Sirena de Mónaco, que lo da todo.