Ella es una de las pocas royals que tienen sus redes sociales abiertas al público, pero es que Paulina Ducruet no es una "princesa" al uso, tampoco su madre lo fue. A la hija de Estefanía de Mónaco no le da pereza hacer las maletas y su último mes ha sido un constante ir y venir de aviones a lo largo y ancho del planeta. Ella es una monegasca sin domicilio fijo.
Fiel a los compromisos que históricamente ha asumido con el circo de Mónaco, Paulina ha recalado en las últimas horas allí y lo ha hecho dando lecciones de lo que ha aprendido en Nueva York: de moda. La sobrina de Alberto II ha hecho su aparición en el festival circense de Montecarlo con un look que no ha pasado desapercibido –prescindiendo por primera vez del tradicional pañuelo del circo- y con un rostro en el que no se apreciaba el jet lag, todo un logro a juzgar por la cantidad de usos horarios que ha atravesado últimamente.
Después de despedirse en diciembre de la escuela de diseño Parsons de Nueva York, en donde ha estado estudiando en los dos últimos años, Paulina Ducruet puso rumbo a Mónaco para celebrar la Navidad e hizo alguna escapada a París. Poca cosa en comparación de lo que tenía y tiene por delante. La hija de Estefanía de Mónaco se regaló unas vacaciones entre Hong Kong y Tailandia para después volver a dejarse ver en el hotel de cinco estrellas Le Royal Monceau de París, algo que ella misma lo describió en sus redes como un "Tour Mundial" del calor al frío.
La siguiente parada le llevó de vuelta a los Estados Unidos, concretamente al desierto de Moab en Utah. Hasta allí llegó para recibir el entrenamiento necesario a bordo de un jeep para correr el Rallye Aïcha des Gazelles, una prueba de resistencia automovilística que le llevará en marzo a recorrer el desierto de Marruecos con la única ayuda de una brújula y un mapa. Tras esto, una escapada a la siempre apetecible Manhattan, en donde a lo largo de estos años se ha hecho su pandilla, y de nuevo a bordo de un avión, esta vez rumbo a casa.
Paulina Ducruet acudió al 42º Festival del Circo de Montecarlo –un arte que se encontraba entre los favoritos de Raniero de Mónaco- en compañía de su madre, de su tío y de su hermano Louis, una vez junto a su novia Marie Hoa Chevallier. Los próximos pasos de la hija de Estefanía, que ya ha lanzado su propia firma de ropa, son un misterio, aunque en su agenda ya figura su próxima aventura en África para seguir con esta vuelta al mundo.