El pasado 9 de julio, Pierre Casiraghi sufrió un aparatoso accidente cuando competía con el resto de su equipo en la regata Malcesine Cup (Italia) a bordo del Malizia. La embarcación monegasca, navegando a alta velocidad, no pudo evitar colisionar con una de las lanchas de la organización. Nadie resultó herido pero los daños en la embarcación han hecho que el equipo se retire de la competición hasta el próximo agosto, cuando está previsto que desembarquen en la bahía de Palma de Mallorca para participar en la Copa del Rey de Vela.
Inscrito como patrón, bajo los colores de la bandera del Principado y con el Malizia recuperado del accidente, está previsto que Pierre Casiraghi compita en la 35 edición de la Copa del Rey. El hijo de Carolina de Mónaco participará en la clase GC32 -a la que pertenece su embarcación-, una categoría diferente a la ORC1, que sería en la que podría participar el rey Felipe, que el año pasado volvió a subirse a bordo del Aifos, un barco que ya se encuentra en la lista de los Pre-Inscritos.
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Aunque la participación del monarca a bordo del velero de la Armada Española no está confirmada, si Pierre Casiraghi se alza victorioso será de manos de don Felipe, al menos así ha sido costumbre hasta ahora, de quien reciba el trofeo. ¿Será está la primera vez en la coincidan doña Letizia y Beatrice Borromeo? Hay que recordar que es frecuente ver a la condesa italiana apoyando a su marido en las competiciones y protagonizando románticos reencuentros, como el que tuvo lugar el pasado junio en el lago Garda (Italia), cuando se deshicieron en besos y abrazos antes de que a Pierre le diera tiempo de quitarse el casco de protección que lleva cuando está navegando.
Con esta nueva generación surcando las aguas baleares se abriría un nuevo ciclo en el que el glamour propia de la realeza europea regresa a esta importante competición en el Mediterráneo, como ya lo hicieron en otro tiempo -como espectadores o participantes- Federico de Dinamarca o Haakon de Noruega, entre otros. Para la Familia Real española esta cita deportiva ha sido siempre un punto de encuentro familiar y es vivida con gran expectación, una tradición que pasa de generación en generación y que deja imágenes entrañables como las de la reina Sofía llevando a sus nietos a clases de vela o las de la infante Elena "ejerciendo" de paparazzi para captar la mejor imagen de su hermano a bordo del Corel 45 Aifos.
El accidente de Pierre Casiraghi y la pasión heredada de su padre
Además de batirse a bordo del Malizia, Pierre Casiraghi ha formado parte del equipo Maserati y es miembro permanente del Tuiga, un precioso velero de carreras construido en 1909 y que el príncipe Alberto II puso a punto en el año 1994, como presidente del Yacht Club de Mónaco. El hijo de Carolina de Mónaco ha demostrado ser un enamorado del mar y de los deportes naúticos, una pasión heredada de su padre, que perdió la vida a bordo de su lancha de alta velocidad, Pinot di Pinot, el 3 de octubre de 1990 cuando participaba en el mundial de off-shore.
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“Es una pena pero también es molesto, ya que un accidente de este tipo nunca debería ocurrir”, ha declarado el propio Pierre a través de un comunicado del Yacht Club de Mónaco, tras el accidente del pasado sábado, en el que se ha mostrado aliviado porque ninguno de sus compañeros, ni de los tripulantes de lancha -en la que según la publicación especializada Nauta 360 iba a bordo Carlo Borlenghi, considerado el mejor fotógrafo náutico del mundo- resultaran heridos.
“Los GC32 son barcos ultrarrápidos y es imprescindible que se respeten los perímetros de seguridad por parte de barcos acreditados y de los espectadores. Se trata de una nueva generación de barcos y los procedimientos de seguridad deben tener en cuenta sus altas velocidades. Es necesario que haya mayor concienciación por parte de organizadores, participantes y usuarios de embarcaciones de recreo”, argumentó Pierre Casiraghi.