El príncipe Alberto hace sitio a su hija Jazmin en la vida pública de Mónaco
Jazmin Grace tiene como primer apellido Grimaldi, aunque nunca se la haya visto como princesa por su Principado hasta este fin de semana con ocasión del Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco. Como hija ilegítima del príncipe Alberto no tiene un lugar reservado en la vida oficial ni en los grandes retratos de familia, pero después de frecuentes visitas privadas a los soberanos, y de infinidad de momentos familiares compartidos sólo de puertas para adentro, el príncipe Alberto por fin le ha hecho sitio en la vida pública. De puertas para fuera.
“Estoy preparada para salir”, había advertido la nieta también de los príncipes Raniero y Grace en su primera entrevista a un medio de comunicación, Harper's Baazar, concedida por teléfono desde el mismo Palacio, donde asistía al bautizo real de sus dos medio hermanos, los príncipes Jacques y Gabriella. Y, después de varias premieres de cine y varias actuaciones como cantante revelación de jazz, ha salido en una de las citas grandes del calendario social monegasco y en una de las que le hacía más ilusión. Menos de un año después de aquellas primeras palabras en primera persona, con el respaldo implícito del Príncipe, pero sin la foto explícita de los dos juntos, ha sido una celebridad más en los actos del gran premio más antiguo de la F1 y el más prestigioso.
La hija de Alberto de Mónaco no heredará un reino (no tiene derechos sucesorios por ser fruto de una relación extramatrimonial), pero sí una fortuna (una parte proporcional igual que sus medio hermanos) y puede que también desde este fin de semana la agenda social propia de un Grimaldi. Jazmin Grace acudió al pase de moda de la Amber Lounge party, que se celebró con motivo de la 74ª edición del Gran Premio de Fórmula 1, en la que se codeó con las personalidades habituales del Principado como la princesa la princesa Camila de Borbón y Dos Sicilias, lady Victoria Hervey o la top model Victoria Silvstedt.
Posó también como cualquier otra experimentada VIP ante la piscina –radiante en su caso con un vestido-esmoquin sin mangas de color rojo y un rígido collar dorado de varias vueltas-; durante el desfile ocupó también el front-row con una profesional sonrisa, protagonista de divertidos selfies para su álbum personal junto a su compañera de asiento, la relaciones públicas Christina Sunn; contuvo también la emoción en la presentación de un cuadro de Grace Kelly, su abuela paterna con la que se siente muy vinculada, pese a que no tuvo oportunidad de conocerla, y recorrió también todas las instalaciones como Jazmin por su casa con paso seguro y zapato de plata.
Por la noche, tras las carreras, se celebró la tradicional fiesta del Club del Automóvil de Mónaco en la que nuevamente vimos brillar a Jazmin Grace luciendo un original vestido negro de Princesa rockera, que combinó con peep toes a tono, melena en un recogido y labios granate intenso. A esta fiesta acudieron personalidades como Carlos y Camilla de Borbón-Dos Sicilias o el ex piloto de carreras Jacky Ickxn, además del propio Alberto de Mónaco.
Jazmin, fruto de la breve relación del príncipe Alberto II con la excamarera californiana y actual agente inmobiliaria Tamara Rotolo durante unas vacaciones en 1991 en la costa Azul, ha pasado toda su juventud haciendo equilibrio entre la vida real y la Real, que sólo conoció después de que su madre luchara en la Corte para que el Príncipe la reconociera como su hija. Sus padres tuvieron una breve relación y nunca se casaron. Al enterarse del embarazo, Rotolo decidió criar a su hija lejos de los focos y así, como la princesa Grace, Jazmin creció en Estados Unidos.
Nacida en Palm Springs y criada en Palm Desert y Orange County, tuvo una infancia normal. Siempre supo quién era su padre, pero no reveló el secreto a nadie. Con 11 años le conoció por primera vez en una visita a Mónaco, un viaje que marcó un punto de inflexión y redefinió la relación con su padre: “Quería conocerle y que me conociera. Al no haber tenido esa figura alrededor, le extrañaba. Es maravilloso que pasara cuando pasó y hemos estado disfrutando nuestra relación desde entonces”.
Aún no sería hasta tres años después cuando el príncipe Alberto la reconoció oficialmente en 2006, con todo lo que eso conllevaba: la llegada de los paparazzi justo a tiempo para la pubertad. “Tenía 14, me estaba preparando para ir a la escuela de secundaria, cuando saltó la noticia en los medios de comunicación de que mi padre tenía una hija y de que era yo. Es un momento difícil para cualquier adolescente y me tuve que adaptar a esa atención. Pero yo sabía que ocurriría algún día”. Y ocurrió.