No lleva el apellido Grimaldi, pero ha sabido adoptar como nadie el glamour y la elegancia de la familia monegasca. El año pasado, Beatrice Borromeo daba el "sí, quiero" a Pierre Casiraghi, el hijo de la princesa Carolina de Mónaco, sin embargo, ella está muy lejos de vivir en una vida de cuento. Así lo ha confirmado durante una entrevista con la edición estadounidense de la revista Glamour.
“No me hagas parecer como una princesita, por favor. Me deprimiría”, aseguró tajante cuando el estilista quiso que luciera una tiara. Su vida en el Principado dista mucho de lo que uno se puede imaginar al verla protagonizando portadas de revistas. Ella reconoce que no vive su lado más “glamouroso”. “Eso pasa sobre todo en verano, en el invierno es como en pequeño pueblo”, subraya. Añade que le gusta ir al mercado a comprar fruta y verdura y también quedarse en casa a cocinar. “Lo encuentro relajante. Es una vida muy común”. Una de sus aficiones es la cocina y uno de sus platos estrella es el pollo al limón, el favorito de su marido.
Por el momento, Beatrice está volcada en su trabajo como periodista y a pesar de que quiere formar una familia, no está en sus planes de forma inmediata. “Algún día, vengo de una familia grande y quiero mis propios hijos. Pero en este momento, pienso en trabajar en mi carrera”, ha admitido.
El pasado mes de marzo deslumbraba en Mónaco con un espectacular vestido rojo con motivo del tradicional Baile de la Rosa. Aún así, revela que prefiera llevar ropa más cómoda como unos vaqueros y zapatillas. Cuando necesita brillar en grandes actos opta por Valentino o Armani. “Son muy amables de prestarme su ropa. No me alcanzaría para comprar tantos vestidos como los que necesito para los actos públicos. Me gusta verme elegante, pero aun así necesito estar cómoda. Ningún look valdrá tanto la pena para estar incómoda”. Admite que sabe cómo vestir bien, pero no sigue los dictados de la moda.
"Soy una reportera y tengo sueldo de reportera. No voy a gastar la mitad de mi salario en un par de zapatos. Lo hice un par de veces en mi vida y no me sentí bien. Puedes usar algo de Zara y nada malo va a pasar”, admite. También ha reconocido una divertida anécdota que ocurrió cuando conoció a Pierre Casiraghi. “Me acuerdo cuando empecé a salir con mi marido, me decía: ‘¿No tienes vestidos? Eres una chica, ¿verdad?’”, bromea.
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La joven, de 30 años, que ha dirigido su carrera profesional a los medios de comunicación reivindica su faceta de periodista. “Me da miedo desperdiciar mi vida haciendo cosas que solo me ayuden a mí misma. No me quiero ir de este mundo sin haber mejorado aunque sea un par de vidas”, ha afirmado. Desde los 19 años la aristócrata italiana lleva trabajando como reportera. Hace unos meses fue nombrada enviada especial para los derechos humanos de Fashion 4 Development, una iniciativa apoyada por Naciones Unidas a través de la cual se pretende lograr que la industria de la moda y la belleza desarrollen un cambio social mediante la implementación de estrategias creativas para el crecimiento económico sostenible.