Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo se han tomado a pies juntillas eso de que todos los días sean días de boda. Su primer sí, quiero en una íntima ceremonia civil, a la que siguió una jornada llena de celebraciones, con un picnic folclórico en los jardines de Palacio, con una cena de gala en el emblemático Hotel de París y con un fin de fiesta en Jimmy'z, era sólo el principio: las primeras de muchas citas nupciales a lo largo de dos semanas. Así, al día siguiente, los novios de Mónaco y sus invitados aún seguían de boda. Como si no hubiera ayer, una celebración hasta largas horas de la madrugada, volvieron a hacer de su amor una fiesta, en esta ocasión con sabor a verano y a Caribe, en el Yatch Club.
Las redes sociales de familiares y amigos de la pareja han roto el halo de discreción, privacidad y misterio que ha rodeado en todo momento el enlace y han dado cumplida información de esta última celebración del fin de semana en Mónaco. La diseñadora Marta Ferri, esposa de Carlo Borromeo y por tanto cuñada de la novia, ha sido una de las invitadas más activas en Internet y ha compartido no sólo todos sus looks de la boda, sino también en algunos mágicos momentos los diseños llevados por las rubias hermanas Borromeo que procedían de su atelier.
Vestidos coloridos y de estampados refrescantes, con cuerpo entallado y falda de vuelo, que hacían juego con las sonrisas rutilantes y las ganas de fiesta. La propia Beatrice, que lució dos Valentino para los momentos nupciales más álgidos -en la solemne ceremonia civil y en la cena de gala-, se decantó por una de las especialísimas creaciones de su cuñada, que coronó con una pamela de paja y conjunto de pendientes y pulsera de motivos frutales, para este último día... en el Principado, claro. También Matilde Borromeo, hermana de la novia, apostó como muchas otras invitadas por un Ferri al que puso el toque festivo con una caribeña guirnalda de flores, mientras que Marta, que se decantó por un top rojo de tirantes, una minifalda de tejido natural con bajo desflecado y alpargatas, completó con un turbante de pompones de colores y unas gafas de sol amarillas.
Si las chicas disfrutaban tomando la brisa del mar, hablando de las anécdotas de este super weekend de nupcias en corrillos y haciéndose algunas fotos de recuerdo de la inolvidable jornada final, los chicos -especialmente los Casiraghi: el Pierre más salvaje y el Andrea más loco- competían con acrobáticas caídas desde el tobogán hinchable al mar. Unos en bañador, otros vestidos. El mejor broche.
Por unos días los novios de Mónaco han vuelto a la vida real y Beatrice Borromeo, al pie de la actualidad en su cuenta de Twitter, con mensajes sobre los contenidos del Il Fatto Quotidiano, el periódico para el que trabaja como aguerrida periodista de investigación, y su entrevista a Nicola Gratteri, fiscal antimafia de Reggio-Calabria, sobre la controvertida reforma del proceso penal. Les durará poco esa dosis de realidad, porque este próximo fin de semana celebrarán en las isla Borromeas una segunda boda (religiosa) de ensueño. Con sus fiestas, que nunca falten.