En estado de Gracia se asoma al último número de la revista de moda americana Harper's Baazar. Jazmin Grace Grimaldi, hija ilegítima de Alberto de Mónaco y nieta de los príncipes Raniero y Grace, encarna el antiguo glamour de la edad de oro de Hollywood posando como una diva con los más elegantes vestidos de la temporada para el objetivo de Michael Avedon, cuyo difunto abuelo Richard Avedon fotografió a Grace Kelly, y habla por primera vez de su conexión con su recordada abuela y de su relación con su padre y su mujer en una entrevista concedida por teléfono desde Palacio, donde asistía al bautizo real de sus dos medio hermanos: “Esta es mi primera entrevista, mi primera vez que me dirijo al público. Estoy lista para salir y compartir mi historia”.
Jazmin, fruto de la breve relación del príncipe Alberto II con la excamarera californiana y actual agente inmobiliaria Tamara Rotolo durante unas vacaciones en 1991 en la costa Azul, ha pasado toda su juventud haciendo equilibrio entre la vida real y la Real, que sólo conoció después de que su madre luchara en la Corte para que el Príncipe la reconociera como su hija. Sus padres tuvieron una breve relación y nunca se casaron. Al enterarse del embarazo, Rotolo decidió criar a su hija lejos de los focos y así, como la princesa Grace, Jazmin creció en Estados Unidos. Nacida en Palm Springs y criada en Palm Desert y Orange County, tuvo una infancia normal. Siempre supo quién era su padre, pero no reveló el secreto a nadie. Con 11 años le conoció por primera vez en una visita a Mónaco, un viaje que marcó un punto de inflexión y redefinió la relación con su padre: “Quería conocerle y que me conociera. Al no haber tenido esa figura alrededor, le extrañaba. Es maravilloso que pasara cuando pasó y hemos estado disfrutando nuestra relación desde entonces”.
Aún no sería hasta tres años después cuando el príncipe Alberto la reconoció oficialmente en 2006, con todo lo que eso conllevaba: la llegada de los paparazzi justo a tiempo para la pubertad. “Tenía 14, me estaba preparando para ir a la escuela de secundaria, cuando saltó la noticia en los medios de comunicación de que mi padre tenía una hija y de que era yo. Es un momento difícil para cualquier adolescente y me tuve que adaptar a esa atención. Pero yo sabía que ocurriría algún día”.
Tambiés es nieta de Grace de Mónaco, el icono de Hollywood y la Princesa real convertida en musa de moda que murió trágicamente en un fatal accidente de coche a los 52 años. “Cuando era pequeña, mi madre me mostraba fotografías de ella, pero no entendía que ella fuera este icono enorme”, dice Jazmin Grace Grimaldi de su abuela paterna, con la que comparte su tez clara y sus otros talentos. Pese a que no tuvo oportunidad de conocerla, se siente muy vinculada a ella desde que la vio en la película Alta sociedad -el musical que protagonizó en 1956 junto a Bing Crosby y Frank Sinatra: “Fue la primera vez me di cuenta de que tenía una conexión. Me apasiona actuar, cantar y bailar. Fue un momento de piel de gallina”, confiesa la hija mayor del príncipe Alberto. Jazmin vive actualmente en Nueva York, donde estudió Empresariales en la Universidad de Fordham y donde ahora se está embarcando en una carrera como cantante y actriz.
Se ha subido ya a varios escenarios, el último el del legendario teatro The Duplex, en el barrio de Greenwich Village, cuna del cabaret en la ciudad de Nueva York en donde al principio de sus carreras se dejaron ver Woody Allen, Joan Rivers o Bárbara Streisand. Y ha conquistado a su público con una voz densa con numerosos giros y un repertorio que combina soul, jazz y rhythm and blues, en ocasiones apoyando fines benéficos, no en vano la solidaridad corre por las venas de los Grimaldi. De hecho, a la madura edad de 14 años, fundó el fondo de Jazmin, un proyecto filantrópico actualmente enfocado en llevar educación básica y suministros médicos a Fiji. El objetivo a largo plazo es construir un centro comunitario donde los niños pueden participar con música y otras artes. Y, por si no fuera suficiente, tiene en mente también hacer un posgrado en Relaciones Internacionales y trabajar para el programa mundial de alimentos de la ONU.
Pero también es una visitante habitual del Palacio del Principado, la histórica fortaleza de 235 habitaciones de la Familia Principesca en la Riviera francesa. Ha sido recibida con los brazos abiertos por el príncipe Alberto y por su esposa, la princesa Charlene, en las muchas ocasiones que ha viajado a Mónaco, a veces acompañada de su madre, Tamara Rotolo. Una de las últimas veces que Jazmin estuvo allí tenía en sus planes asistir al Grand Prix, uno de los acontecimientos más especiales, pero la razón última de su ida era pasar el máximo tiempo posible con sus nuevos medio hermanos, el príncipe Jacques, Marqués de Baux y Heredero de Mónaco, y la princesa Gabriella, Condesa de Carladès. “No puedo esperar a ser una hermana para ellos y verlos crecer”, dice cariñosamente. “Tienen unos preciosos ojos azules y ambos ya se comportan muy bien”.
También ha forjado una fuerte amistad con su prima Pauline Ducruet, hija de Estefanía de Mónaco, especialmente ahora que reside en Nueva York. A lo largo del último año se han dejado ver juntas en muchos eventos en la ciudad que nunca duerme. Y se relaciona igualmente con su medio hermano Alexandre Coste, de 11 años de edad, hijo ilegítimo del Príncipe como ella. Tampoco tiene derechos dinásticos por haber nacido fuera del matrimonio, aunque los dos son herederos de la fortuna personal del soberano. Sea como sea que empezara la relación familia, hoy: “Nos gusta compartir las comidas en familia, preparar barbacoas, ir a la playa, todo lo que hace una familia normal”, dice Jazmin de una típica visita a Mónaco. “Excepto con una apretada agenda”.