En la mañana del miércoles 7 de enero del 2015, Mónaco ha escrito una importante página más de su historia. Por primera vez, y con menos de un mes de vida, los príncipes Jacques y Gabriella se han asomado al mundo desde el Palacio del Mónaco. Un momento histórico puesto que, además de la presentación de los nuevos miembros de la dinastía Grimaldi, esta ha sido la primera toma de contacto del nuevo Heredero con su pueblo.
Cinco minutos antes del medio día, y con total puntualidad, las campanas de la torre del reloj han comenzado a repicar para dar la bienvenida a la feliz familia. Las puertas se abrían entonces para que los soberanos, el príncipe Alberto II y su esposa Charlene, compatieran la alegría que desde el pasado 10 de diciembre inunda sus vidas, día en el que los mellizos vinieron al mundo.
El príncipe Jacques, marqués de Baux, y la princesa Gabriella, condesa de Carladés dormían placidamente mientras una salva de aplausos y ovaciones llovía sobre ellos. Envueltos en unas mantitas iguales, ambas en color crema, los bebés se han desmarcado así del tradicional rosa y azul -elegido para sus primeras fotografías oficiales- con lo cual, distinguirlos era una misión imposible. Sin embargo, según ha podido saber hola.com, fue el Príncipe quien se encargó de llevar al Heredero al comienzo de la presentación, para después darselo a su esposa y sostener a su pequeña, de modo que el soberano disfrutó del evento con ambos en sus brazos.
La princesa Charlene apostó por ir a juego con los pequeños, así que se decantó por un abrigo y unos guantes en el mismo color, todo en consonancia con las flores en tonos pastel que adornaban el balcón principal, aquel que durante décadas ha sido testigo de las alegrías de los Grimaldi. Además la feliz mamá lució un nuevo corte de pelo para esta ocasión, con flequillo.
A pesar de que el frío imperaba en la mañana de Mónaco y un mar de nubes se había apoderado del cielo, cuando los bebés salieron al balcón un tímido rayo de sol iluminó la plaza. En este momento se pudo ver como el príncipe Alberto cubría con su mano al pequeño que tenía en sus brazos, evitando así que el sol dañara su piel. Mientras a Charlene se le escapaba una tierna mirada de dulzura al bebé que sostenía, un gesto con toda seguridad mil veces repetido en las últimas semanas, igual que el suave y delicado beso que le dio.
Después de la presentación de los mellizos reales los príncipes Alberto y Charlene bajaron a la plaza para saludar a la población y agradecer su presencia, esta vez ya sin los bebés, que se quedaron en el interior del Palacio en compañía de sus tíos y primos.
Y si excepcional ha sido la jornada, la presencia de Gad Elmaleh, pareja de Carlota Casiraghi y padre de su hijo Raphaël, ha sido la más destacada, puesto que es la primera vez en la que se asoma al balcón de los Grimaldi.
Las princesas -y orgullosas tías de los pequeños- Carolina y Estefanía, y sus primos Pierre Casiraghi, Alejandra de Hannover, Louis Ducruet, y Camille Gottlieb tampoco han querido perderse la feliz cita en la que los mellizos han sido los protagonistas.
Las únicas ausencias han sido las de Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo, que esperan actualmente su segundo hijo -un nuevo compañero de juegos que llegará a un palacio que ya está lleno de bebés- y la de Beatrice Borromeo, la bella condesa italiana y prometida del segundo hijo de Carolina de Mónaco.
Junto a los Grimaldi también han estado el hermano de la princesa Charlene, Gareth Wittstock, con su esposa, Roisin Galvin, y otros familiares muy queridos como Chris LeVine, primo hermano del príncipe Alberto por línea materna, que también fue uno de los padrinos de su boda con Charlene, el 2 de julio de 2011.
Así que, además de un importante acto oficial, lo que se ha vivido en la familia principesca ha sido un entrañable encuentro, en el que la alegría y las sonrisas han estado continuamente presentes. El mejor broche que la familia Grimaldi podía poner a su Navidad.
Monegascos, residentes, empleados y visitantes han podido vivir este momento histórico, ya que el 7 de enero se ha declarado festivo para los trabajadores del Principado y todo el mundo ha estado invitado, siguiendo los deseos de los soberanos de compartir sus alegrías con los ciudadanos. Más de doscientos periódistas acreditados han narrado este momento al mundo y grandes pantallas instaladas en distintos puntos de la ciudad retransmitían el momento.
Un espectáculo de folclore a cargo de un grupo de bailarines monegascos y la música especialmente compuesta para los pequeños ha ambientado un acto que ya relucía de por sí. Y es que un día como el de hoy, ha tardado cincuenta y seis años en repetirse, cuando los príncipes Raniero y Grace presentaron de forma oficial al Príncipe Heredero, el mismo que hoy tiene el orgullo de compartir con su esposa Charlene este momento histórico.
En la cita se han mezclado tradición y modernidad, como suele ocurrir en el Principado, todo ello sin descuidar la solidaridad que siempre ha reinado en la familia Grimaldi. Así que mientras las felicitaciones eran canalizadas a través de una página web habilitada para ello, todos aquellos que desearan hacer un regalo a los recién nacidos fueron invitados a hacerlo en modo de donativo a algunas de las muchas causas benéficas que se apoyan desde el Palacio.
El acto de hoy ha traído a la memoria el celebrado el 21 de abril de 1958, cuando el príncipe Raniero presentó de forma oficial a su hijo e hizo una petición a todos los monegascos: “Os pido amor, todo vuestro afecto, para el Príncipe Heredero”, dijo el entonces soberano.
Un deseo que se ha cumplido con creces, puesto que los habitantes del Principado siguen acompañando y colmando de afecto a Alberto II, cincuenta y seis años después. Tal y como rezaban las miles de banderas que inundaban la plaza: "Por siempre el pueblo monegasco con el Príncipe soberano y su familia".