Han pasado más de 56 años desde que una orgulloso Raniero de Mónaco y una emocionada Grace Kelly se asomaron a la escalera de honor del Palacio Grimaldi para mostrar al pueblo monegasco a su futuro heredero, el entonces marqués de Baux, al príncipe Alberto. Un momento histórico que quedó grabado en la memoria del Principado, que ahora cuenta las horas para que se repita con la presentación oficial de los mellizos reales.
“Os pido amor, todo vuestro afecto, para el Príncipe Heredero”. Estas fueron las palabras que el príncipe Raniero dirigió a su pueblo el 19 de abril de 1958. Los monegascos se habían congregado en la plaza del palacio para recibir con una salva de aplausos al nuevo marqués de Baux, que dormía plácidamente en los brazos de la princesa Grace. El Príncipe, que había nacido el 14 de marzo, fue bautizado un día después, el 20 de abril, con la reina Victoria Eugenia de España como madrina.
En esta ocasión los protagonistas serán dos, Jacques, el príncipe heredero según el uso histórico establecido por el Tratado de Péronne, y Gabriella, la condesa de Carladés, que se están a punto de cumplir un mes de vida y que según han declarado los orgullosos papás -en exclusiva a la revista ¡HOLA!- “ahora son los jefes de la casa”.
Igual que hizo el príncipe Raniero hace 56 años, los príncipes Alberto y Charlene desean compartir este momento con todos los habitantes del Principado, motivo por el cual el 7 de enero ha sido declarado festivo en Mónaco y al acto están invitados los monegascos, residentes, empleados y todos aquellos que quieran conocer a los bebés reales.
La Plaza del Palacio será de nuevo el lugar elegido para la presentación que desde las 10:00 hasta las 11:30 abrirá sus puertas para recibir a la gente que quiera ver por primera vez a los nuevos miembros de la familia, que harán su aparición a las 11:45.
Siguiendo la costumbre de solidaridad que siempre ha reinado en el seno de los Grimaldi, desde el Palacio se ha sugerido que los regalos que deseen hacerse a los mellizos sean en forma de donaciones económicas a alguna de las organizaciones benéficas apoyadas por los Príncipes de Mónaco, que también han habilitado una dirección de correo electrónico para recibir las felicitaciones.
Nuevas costumbres adaptadas a nuevos tiempos, pero como siempre un día para festejar en el que Mónaco se llenará de flores rojas y blancas. Una ocasión histórica que tardará décadas en volver a vivirse, puesto que no es sólo la presentación de los nuevos miembros de la dinastía Grimaldi, es, además, la presentación de un heredero, la primera toma de contacto del futuro soberano con su pueblo.