Una mirada a la idílica infancia de Alberto de Mónaco al lado de sus padres
El álbum del Príncipe cuando era niño
El nacimiento de Gabriella y Jacques de Mónaco ha colmado de alegría a la familia Grimaldi y, en especial al eufórico papá, que esta Navidad tiene dos motivos más para ser feliz. Ahora, con la llegada de sus hijos y también de un nuevo Heredero al trono monegasco, el príncipe Alberto quiere que el legado de sus padres esté más vivo que nunca. Como él, los mellizos crecerán en el Palacio Grimaldi; como él, los críos se quedarán al cuidado de niñeras e institutrices cuando los ocupados Príncipes lo estimen oportuno para cumplir con sus compromisos oficiales –puede que como los Herederos de Dinamarca o los Duques de Cambridge sólo reclamen su ayuda cuando salgan del país en viajes y giras oficiales y opten por cuidar personalmente a sus hijos mientras se encuentren en casa-, y como él, los pequeños serán educados con los mismos valores de la princesa Grace. En definitiva, como sus padres hicieran durante su infancia, el príncipe Alberto y su esposa, la princesa Charlene, harán también malabarismos para conseguir el buscado equilibrio entre el interés público y el deseo de padres de proteger a sus hijos para que disfruten de una niñez despreocupada y feliz.