Con la resaca de una noche inolvidable con ocasión de una nueva edición del Baile de la Rosa, Alberto y Charlene de Mónaco han hecho las maletas y han puesto rumbo a Laponia. Han cambiado los trajes de gala por ropa de abrigo para afrontar las frías temperaturas de la localidad de Kautokeino, capital cultural del pueblo sami, en la provincia noruega de Finnmark, que colinda con el sur de Finlandia, donde asistieron a unas conferencias dedicadas a la adaptación al cambio climático, que afecta a las poblaciones autóctonas. Y por allí pasearon la etiqueta local.
Fueron recibidos por el alcalde, Kenneth Erlan, por el director del centro internacional de pastoreo de renos, Anders Oskal, y un numeroso grupo de habitantes locales, quienes vestidos con los atuendos típicos les brindaron una cálida bienvenida que templó los varios grados bajo cero. Los príncipes monegascos se enfundaron también los trajes tradicionales y como dos samis más participaron en las actividades preparadas en su honor. No podía faltar un paseo en trineo tirado por renos, ya que la principal actividad económica del lugar es la cría de estos animales, ni tampoco la cena de gala, en la que recibieron varios regalos de recuerdo. Calor humano.
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