La hija del príncipe Félix y la princesa Claire fue la viva imagen de la ternura con un vestido blanco de volantes, jaretas y puntillas con lazo rosa, unas bailarinas de pulsera y unos rizos de azabache
La princesa Amalia dejó claros sus afectos y no consintió en separarse de las faldas de su abuela, la gran duquesa María Teresa, que encantada la tomó en sus brazos