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Una semana antes contrajeron matrimonio civil en el gran ducado

Boda real en primavera: Alexandra de Luxemburgo se casó con su príncipe, Nicolas Bagory, en la Provenza

Fue una celebración romántica y muy familiar en la que se vio al gran duque Enrique muy emocionado llevando a su única hija al altar


3 de mayo de 2023 - 8:51 CEST

La princesa Alexandra y Nicolas Bagory volvieron a prometerse amor eterno en la Provenza el 29 de abril, justo una semana después de contraer matrimonio civil en el Ayuntamiento de Luxemburgo. De un día de lluvia en su país natal a otro de sol espectacular en Francia, donde ha pasado todos los veranos de su vida y ha querido celebrar un día tan importante.

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Con la tiara de diamantes de su madre, la gran duquesa María Teresa; flores en el pelo; un vestido de novia con un toque original, y velo de tul con pedrería y perlitas
© Albert Nieboer

Alexandra eligió para su boda religiosa Bormes-les-Mimosas, un pueblo en el sur de Francia. La princesa, de 32 años, llevaba la tiara ‘Chaumet’

Precedida por sus cuatro pajes y damas y del brazo de su padre y padrino, el gran duque de Luxemburgo, la novia llegó al altar de la iglesia de Saint-Trophyme mientras sonaba el Canon en re mayor de Johann Pachelbel. Allí la esperaba Nicolas Bagory, el sonriente novio, quien había accedido puntual al templo del brazo de su madre y madrina, Gwenaëlle Podeur.

La novia quería una boda familiar e íntima y cambió la catedral de Notre-Dame de Luxemburgo por la iglesia de Saint-Trophyme, a la que ha acudido a Misa todos los veranos desde niña
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© COLECCIÓN PRIVADA DE SUS ALTEZAS REALES EL GRAN DUQUE Y LA GRAN DUQUESA DE LUXEMBURGO/ LUXPRESS

Precedida por sus cuatro pajes y damas y del brazo del gran duque de Luxemburgo, llegó al altar de la iglesia de Saint-Trophyme mientras sonaba el Canon de Pachelbel. Allí la esperaba Nicolas Bagory

Alexandra quería una boda íntima y una iglesia pequeña, y cambió la catedral de Notre-Dame de Luxemburgo por este templo al que siempre acude a Misa con su familia cuando están allí de vacaciones.

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Arriba, la princesa Stéphanie, con vestido azul noche de encaje y pedrería, de Paul Ka, y el príncipe Guillermo con su primogénito, Carlos, que cumplirá tres años el 10 de junio. Junto a estas líneas, el príncipe Louis con sus hijos, Gabriel, de 17 años, y Noah, de 15 —nacidos de su relación con Tessy de Luxemburgo—, y el príncipe Sebastián saludando

Para la ceremonia, la única hija de los grandes duques de Luxemburgo eligió un traje alta costura de Elie Saab, el diseñador libanés que también vistió para sus bodas a sus cuñadas, las princesas Stéphanie y Claire, aunque en estilos muy diferentes. El suyo llevaba un original doble entrelazado en el frontal del vestido (escote y cintura), pequeña cola y un velo de tul salpicado de perlas y pedrería prendido a su recogido, que adornó con flores.

La gran duquesa sorprendió en la boda de su hija con un mono con chal verde esmeralda cogido al hombro derecho con una flor plisada XXL
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Arriba, los príncipes Félix y Claire —protagonizaron la última boda gran ducal, hace diez años, también en la Provenza— con sus hijos, Amalia, de ocho años, y Liam, de siete. La princesa llamó la atención con un vestido de seda ‘chiffon’ en rojo, de Zuhair Murad. Junto a estas líneas, la gran duquesa María Teresa eligió un diseño de Elie Saab en color azul y verde con una gran flor en el hombro. En la imagen, del brazo del hermano del novio, Arnaud Bagory

Diamantes y flores

En la mano, un ramo de lirios, y como complemento rey, la tiara-choker de diamantes de Chaumet. Una de las diademas nupciales de la Casa Gran Ducal, que puede usarse como gargantilla, y también una de las piezas favoritas de la gran duquesa María Teresa. La pieza original estaba coronada por zafiros, pero Jose­fina Carlota, su primera dueña, los cambió por perlas, aunque su nieta ha optado por quitárselas para dar una imagen más sencilla. Completaban el ajuar unos pendientes de su madre y la pulsera de perlas con cierre de diamantes.

© COLECCIÓN PRIVADA DE SUS ALTEZAS REALES EL GRAN DUQUE Y LA GRAN DUQUESA DE LUXEMBURGO

© COLECCIÓN PRIVADA DE SUS ALTEZAS REALES EL GRAN DUQUE Y LA GRAN DUQUESA DE LUXEMBURGO/ LUXPRESS

Arriba, la princesa y Nico­las Bagory sentados en sus escabeles. Junto a estas líneas, la gran duquesa, una madre emocionada durante la ceremonia, en la que se leyó el primer capítulo del Evangelio de Juan, Las bodas de Caná, y actuó el coro juvenil Éphata

La ceremonia fue oficiada por el obispo de Fréjus-Toulon, Dominique Rey, en este templo de Bormes-les-Mimosas, que está a solo quince minutos en coche de la residencia de verano de los grandes duques Enrique y María Teresa, en Cabasson. La gran duquesa Carlota compró la finca, de 33 hectáreas, en 1949 y la familia sigue teniendo ahí, en el sur de Francia, su refugio sembrado de recuerdos maravillosos de verano.

A la gran duquesa, que decía estos días que «no hay mayor alegría que el que un hijo encuentre la felicidad», todavía le queda ejercer de madrina con Sebastián, el menor de los cinco hermanos
© COLECCIÓN PRIVADA DE SUS ALTEZAS REALES EL GRAN DUQUE Y LA GRAN DUQUESA DE LUXEMBURGO

© COLECCIÓN PRIVADA DE SUS ALTEZAS REALES EL GRAN DUQUE Y LA GRAN DUQUESA DE LUXEMBURGO

Arriba, la novia mirando a cámara. Junto a estas líneas, el momento en el que intercambiaron sus anillos. La ceremonia fue oficiada por el obispo de Fréjus-Toulon, Dominique Rey

Chaqué y largo

Siguiendo el protocolo marcado para la ceremonia, los caballeros vistieron chaqué y las damas de largo, sorprendiendo la gran duquesa María Teresa con un mono de la misma firma que su hija. En color azul y con una llamativa banda en verde esmeralda con una flor XXL en el hombro derecho. A la gran duquesa, que ejerció de madrina de sus tres hijos y decía estos días que “no hay mayor alegría que el que un hijo encuentre la felicidad”, todavía le queda uno para llevar al altar Sebastián.

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Arriba, la emoción y el gesto triunfal de la novia a salida de la iglesia. Las puertas estaban flanqueadas por los soberanos de Luxemburgo y la madre del novio, Gwenaëlle Podeur, y su hermano, Arnaud Bagory

Apenas trascendieron detalles de la celebración y no se conoce el número de invitados, entre los que hubo un gran desfile de príncipes, nobles y aristócratas. No faltaron sus tías y tíos, las princesas Margarita y Marie-Astrid, los príncipes Guillermo y Juan con sus hijos; sus primos de Bélgica y Liechtenstein, y, por supuesto, todos sus hermanos.

El príncipe Louis, acompañado por sus dos hijos, Gabriel, de 17 años, y Noah, de 15 —nacidos de su relación con Tessy, de la que se separó en 2017—, y el príncipe Sebastián, el único soltero, fueron los encargados de recibir a los invitados a la entrada de la iglesia. Y el príncipe Guillermo, futuro heredero del Gran Ducado, el otro gran protagonista junto a su mujer, la princesa Stéphanie. Acaban de ser padres por segunda vez, hace un mes, de un niño llamado François, y eran todo alegría cuando llegaron a la iglesia con su primogénito, el pequeño Charles, de dos años. Muy cerca del matrimonio, Félix de Luxemburgo y la princesa Claire, quien llamó la atención con un vestido de seda chiffon en rojo firmado por otro diseñador libanés, Zuhair Murad. Los acompañaban sus hijos: Amalia, de ocho años, y Liam, de siete. Los príncipes Félix y Claire protagonizaron el último enlace de la Familia Gran Ducal, hace diez años, y lo celebraron también la Provenza.

Tras la boda hubo una recepción en la residencia de verano de los grandes duques y toda la familia se unió a los novios para el posado, en el que también participó el príncipe François, de un mes
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La Familia Gran Ducal se reunió al completo en Bormes-les-Mimosas para acompañar a los novios en su gran día. La recepción se organizó en la Torre Sarracena, residencia de verano de la Familia Gran Ducal. Este fue el primer viaje del hijo más pequeño de los grandes duques herederos

La anécdota

Según Luxemburger Wort, durante la ceremonia se leyó el primer capítulo del Evangelio de Juan, Las bodas de Caná, sonó la canción luxemburguesa O Mamm, léif Mamm y actuó el coro juve­nil Éphata. Asimismo, ondeó la bandera de Luxemburgo con el león rojo frente a la iglesia y estuvo presente el azul de la familia Nassau: desde la alfombra a la ropa de los pajes y las flores con las que se hicieron los arreglos, destacando las hortensias y las espuelas de caballero.

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Sobre estas líneas, la princesa Sofía de Habsburgo, con el conjunto más primaveral

Tras una hora y media de ceremonia, los protagonistas abandonaron la iglesia derrochando alegría, pero negándose al beso que todos les pedían. A cambio, gestos de cariño entre aplausos y felicitaciones y las típicas fanfarrias de gaitas bretonas en honor al novio. Minutos después, se subían a un Roadster MGB Cabriolet decorado con una guirnalda de flores y todo iba sobre ruedas hasta que llegó la anécdota: el vehículo se negó a arrancar, Alexandra intentó a ayudar a su marido y, finalmente, un gendarme tuvo que empujarlos.

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© Astufoto/ Albert Nieboer

Arriba, las princesas María Anunciata y María Astrid de Liechtenstein con sus maridos, Emanuele Musini y Ralph Worthington. A la derecha, su hermano, el príncipe Josef-Emanuel de Liechtenstein —los tres son hijos de la princesa Margarita de Luxemburgo y primos de la novia—, y el príncipe Joaquín de Bélgica, sobrino del Rey Felipe, que acudió con su prima, la condesa Maximiliana de Arco-Zinneberg

Con el futuro por delante, se despedían con el brazo en alto camino de su fiesta en la residencia gran ducal adentrándose en las calles más céntricas, donde los esperaban cientos de curiosos, entre ellos, muchos luxemburgueses que viajaron hasta este pueblo medieval para ser testigos del evento.

Nicolas, de 34 años, cursó Estudios Clásicos y Ciencias Políticas en la Sorbona de París y trabaja en la creación de proyectos sociales y culturales. La princesa Alexandra, de 32, habla seis idiomas y estudió Psicología, Ciencias Sociales y Filosofía en la Universidad de París. Posteriormente, realizó un máster en Estudios Interreligiosos, en el Trinity College de Dublín, especializándose en la resolución de conflictos.