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mar a teresa de luxemburgo hola 4042© Cour grand ducale / Marion Dessard

Acaba de publicar ‘Un amor soberano’, libro en el que narra la gran aventura de su vida

La Gran Duquesa de Luxemburgo se confiesa con ‘¡HOLA!’ y abre su álbum más privado, después de cuarenta años de matrimonio

Nos habla de su mundo más personal y de su historia de amor con el gran duque, ‘el hombre de mi corazón, el amor de mi vida… Fue atracción a primera vista, un flechazo’


18 de enero de 2022 - 8:02 CET

La gran duquesa María Teresa, soberana de Luxemburgo, es la primera princesa de sangre latinoamericana en la historia, la primera en sentarse en un trono europeo y una de las primeras en demostrar que llevar corona no es incompatible con estar enamorado. En 1981, junto con el gran duque Enrique —que ha empezado el año dando positivo por Covid, con síntomas leves—, abrió la era de las bodas reales más románticas y, ahora, para celebrar el cuarenta aniversario de aquel inolvidable San Valentín, da el paso de publicar un libro narrando la gran aventura de su vida en 160 páginas. La ocasión lo merece.

Portada HOLA 4042© Hola

En  Un amour souverain  (Un amor soberano), escrito por Stéphane Bern, revive su historia de amor —los grandes duques hablan como nunca antes de su flechazo—, rememora su matrimonio, la vida en familia y el mundo que han construido juntos. También, de sus acciones humanitarias y de sus orígenes. Son las confidencias de una vida ilustradas con fotos inéditas, extraí­das de sus álbumes privados y comentadas por la propia gran duquesa.

Desde su reino nos llegan sus palabras. María Teresa vive en un castillo de cuento (Berg), entre jardines, bosques y dos ríos. Esta es su casa desde que, en el año 2000, se convirtió en gran duquesa.

María Teresa de Luxemburgo HOLA 4042© Collection Privée de LL.AA.RR. le Grand-Duc et la Grande-Duchesse / Jacques Schneider
Los grandes duques de Luxemburgo, en un momento de complicidad, en el castillo de Berg, donde residen. La imagen fue realizada en marzo, tras celebrar cuarenta años de matrimonio.

—Señora, ¿cómo surgió la idea de publicar Un amor soberano y qué ha querido trasladar con este libro?

—La idea de publicar Un amor soberano vino de la editorial de Stéphane Bern, Albin Michel. Conmemorar nuestros cuarenta años de matrimonio parecía la oportunidad perfecta para realizar un proyecto en el que había estado pensando desde hacía mucho tiempo. Me gustaría que se descubriera lo que he hecho en el dominio humanitario; los orígenes de mi familia, que son muy importantes para mí, y la fuerza de nuestro amor, el de mi marido y el mío, y el de nuestra familia.

—¿Le ha sorprendido lo que ha escrito el gran duque Enrique en este libro sobre usted? En su homenaje, dice que es el primer y único amor de su vida, que lo ha ayudado en todo, que lo ha llenado de felicidad y orgullo cada día y que la admira y que la quiere.

—Me parece una declaración de amor preciosa, especial y emocionante, después de cuarenta años, que han pasado volando. Claro que hemos trabajado para llegar a mantener ese amor con todos los altibajos que puede vivir una pareja, pero me ha emocionado muchísimo la profundidad y la intensidad de sus palabras.

—¿Cómo se conocieron y qué fue lo que más le gustó de su marido?

Todo empezó en la Universidad de Ginebra, nos presentaron unos amigos españoles que tenían en común nuestros padres. Yo estaba un poco intimidada porque siempre es impresionante conocer a un príncipe heredero. Fue atracción a primera vista, un flechazo, nos sentábamos juntos en clase y fueron momentos muy divertidos, de gran felicidad, hasta el punto que tuvimos que repetir el primer año. Lo fallamos a lo grande (se ríe). Lo que más me gustó de él fue y es su dulzura, su enorme bondad y su grandeza de corazón.

María Teresa de Luxemburgo HOLA 4042© Jacques Schneider
María Teresa, que ha dedicado una parte de su vida a las causas humanitarias, nació en Cuba (1956) y, tras la revolución, vivió con su familia en Nueva York, España y Suiza, donde conoció a su marido cuando estudiaban Ciencias Políticas.

—¿Qué recuerda del día de su boda? 

—La intensidad de las emociones y la mirada de mi marido. Estaba viviendo la felicidad del momento en una nube y casi no me di cuenta de lo que estaba pasando a mi alrededor. Para mí, lo importante era casarme con el hombre de mi corazón, con el amor de mi vida; también, encontrar un país al que pertenecer como la exiliada cubana que era.

—¿Y de su vestido de novia? 

Pierre Balmain, uno de los diseñadores preferidos de mi madre, me hizo el dibujo del vestido según lo que le iba pidiendo. Quería rendir homenaje a mis orígenes españoles y me inspiré en el traje de la Reina Fabiola, que me encantaba. Era tía de mi marido, además de española. Yo la quise muchísimo.

—¿Ha sido fácil adaptar un temperamento latino como el suyo a un país como Luxemburgo?

—No siempre, pero, por suerte, aunque el sentido del humor de los luxemburgueses es grande, tengo ese temperamento cubano, latino (que reivindico, porque me encanta) y espontáneo, que ha sorprendido y gustado. Siempre me he sentido muy libre de ser quien soy y me da mucha alegría haber podido demostrarles mi gran afecto y cariño.

“Lo que más me satisface es la felicidad de mis hijos, de sus parejas y de mis nietos, que nos llenan de alegría. Los quiero muchísimo, son extraordinarios y estoy muy orgullosa de ellos”

—Como gran duquesa, ¿de qué se siente más orgullosa?

—Desde la universidad quise trabajar en el dominio humanitario y, de lo que más, es de haber podido realizar proyectos fuera de lo común gracias a la comprensión y el apoyo de mi marido. Me siento orgullosa, por ejemplo, de las acciones que han ayudado a los niños con dislexia o del proyecto llevado a cabo, a través de mi fundación, en las prisiones de Burundi para liberar a cuatrocientos niños encarcelados por delitos menores. También de mi iniciativa con las mujeres víctimas de violación como arma de guerra o de haber apoyado los microcréditos para los más pobres. Ayudar, servir y poner una luz sobre mi país es muy importante, aunque ahora, después de los cambios en la corte, esa parte de mi vida ya no es de carácter oficial. No tiene mucho sentido porque mi vida no tiene nada de privada, pero es un hecho.

—De su papel como madre y como abuela, ¿qué es lo que más la satisface? 

—La felicidad de mis hijos, de sus parejas y de mis nietos, que nos llenan de alegría. Verlos crecer, desarrollarse y evolucionar en su vida es una gran satisfacción. No quiero ser invasiva y les doy todo el espacio para su privacidad, pero saben que siempre pueden contar conmigo. Los quiero muchísimo a todos, son extraordinarios y estoy muy orgullosa de ellos. De mis hijos, de mis nueras y de mis cinco nietos, de los que disfruto muchísimo. Hago con ellos todo lo que no podía hacer con mis hijos (se muere de risa).

María Teresa de Luxemburgo HOLA 4042© Cour grand ducale / Marion Dessard
couv UN AMOUR SOUVERAIN-Collage-U10274262648ZLv© Albin Michel
A los grandes duques les encanta disfrutar juntos... “Nos divertimos mucho y nos hace ilusión tener más tiempo y libertad con los años”. A la dercha, una imagen inédita de cuando eran novios. Al lado, la portada del libro ‘Un amor soberano’.

—Hablemos de sus cinco hijos. Empecemos por los casados. 

—Guillermo, el heredero, es como su padre, tiene una gran nobleza de corazón, es muy profundo y un gentleman en todo el sentido de la palabra. Le admiro. Su esposa, Estefanía, es encantadora y tiene toda la preparación necesaria para ser la futura gran duquesa, y su hijo, Charles, es absolutamente adorable, extraordinario. Félix, quizá, uno de los más latinos, se ocupa de un viñedo de su esposa en el sur de Francia y es emprendedor con sus negocios. Tiene una mujer maravillosa, Claire, que ahora está estudiando Medicina. La admiro mucho por eso, porque tiene dos hijos pequeños, Amalia y Liam, aunque son padres modernos que comparten la tarea. Estoy muy orgullosa de Félix y debo decir que es un padre extraordinario. Mi marido me ayudó también mucho con los niños cuando eran pequeños. Se levantaba por la noche y siempre estaba ahí, a mi lado.

—Nos quedan tres. 

—Luis es un mediador, vive en París y tiene una novia francesa que es abogada, una chica maravillosa. También es un padre extraordinario, otro orgullo. Tiene dos hijos de su anterior matrimonio, Gabriel (quince años) y Noah (trece), que son también adorables, están fenomenal y estudian en Inglaterra. Sebastián está trabajando en una empresa que quiere hacer agricultura biológica. Sigue así la vena de su padre y de la familia Luxemburgo. Somos muy ecologistas. Y, por último, Alejandra, una mujer maravillosa. Ha seguido los pasos de su madre en el dominio humanitario. Es especialista en mediación y se ocupa de casos difíciles. Es extraordinaria, además de ser muy bonita, la madre lo dice con orgullo.

María Teresa de Luxemburgo HOLA 4042© Cour grand ducale / Lola Velasco
María Teresa de Luxemburgo HOLA 4042© Collection Privée de LL.AA.RR. le Grand-Duc et la Grande-Duchesse
Arriba, con sus hijos y nueras: Sebastián; los príncipes Guillermo, gran duque heredero, con su mujer, Estefanía; Félix y Claire; Luis, y Alejandra, en los jardines de Colmar-Berg, donde han pasado todos las Navidades. Abajo, María Teresa con su nieto Charles.

—¿Qué la hace reír?

—Lo que más, mis amigas. Me gusta estar con ellas y en familia. Mis hijos también son muy divertidos.

—¿Siguen alguna tradición cubana en el día a día?

—Sí, claro. Desde pequeños, mis hijos comen picadillo, que es nuestro plato cubano, y frijoles negros con arroz. Como exiliada, una quiere ser aceptada y trata de olvidar un poco los orígenes, pero cuando volví a Cuba, en dos mil dos, entendí profundamente quién era yo. Conocer a este pueblo cubano extraordinario, de dignidad, de coraje, de alegría, de música, canto... Me enamoré de nuevo de mi pueblo cubano y me reconocí. Me di cuenta de que por eso soy como soy, bailo como bailo y me río como me río. Me pacificó conmigo misma. Fue muy importante para mí.

—¿Baila mucho? 

—Hice dieciocho años de ballet clásico... Bailar, cantar y la música siempre han sido parte de mí. Toco la guitarra, me gusta para cantar como acompañamiento y he compuesto alguna canción. Ahora para los nietos. Y para bailar me gusta toda la música, pero, quizá, más el ritmo latino.

María Teresa de Luxemburgo HOLA 4042© Photothèque de la Ville de Luxembourg
El día de su boda (1981), cogiendo un ramo de flores.

—¿Cómo se imagina el futuro junto al gran duque? ¿Qué les gusta hacer juntos?

A mi marido y a mí nos encanta pasar tiempo juntos, salir, visitar museos, ir al teatro, ver a amigos, descubrir lugares nuevos. Nos divertimos mucho y nos hace ilusión tener más tiempo y libertad con los años. Nos hemos construido juntos y lo más maravilloso es que nuestro amor se ha fortalecido... evoluciona, madura y se transforma. Creo que somos como crisálidas convirtiéndose en mariposas en este momento de nuestras vidas. El mensaje positivo es que no hay que rendirse ante las dificultades, porque el amor siempre gana.

—¿Le gusta la Navidad, cómo la celebraron?

—Lo que más me gustó de estas fiestas es que pudimos reunirnos, ya que, como tantas familias, en las anteriores no fue posible. Siempre ponemos un árbol, lo decoramos y, después de la cena, abrimos los regalos. También vamos a Misa. Me encanta esa atmósfera tan entrañable de paz y amor que trae de la mano la Navidad y deseo a todos un año de paz y alegría.