María Teresa de Luxemburgo ha concedido una entrevista a la cadena de televisión estadounidense en habla hispana Univision. En ella hace un repaso a su historia de amor con el gran duque Enrique con el que lleva casada cuarenta años y con el que ha tenido cinco hijos y cinco nietos. A pesar de vivir desde hace tanto tiempo en Europa, en su charla con el programa Aquí y Ahora, donde se puede apreciar que aún conserva su característico acento cubano, cuenta el flechazo que sintió cuando vio por primera vez a su marido, pero también las renuncias a las que ha tenido que enfrentarse para acompañar al soberano luxemburgués, cómo fue el choque cultural, si sus hijos hablan español y su trabajo en favor de los más necesitados y de las mujeres víctimas de abusos. En su aparición aborda temas más espinosos como la relación que tuvo con su suegra la gran duquesa Josefina Carlota: “Ella fue muy cordial conmigo al empezar, después la relación fue un poco más complicada”, dice. Al igual que habla de una de las polémicas que ha sacudido a la Casa Gran Ducal, el informe Waringo, una auditoría encargada por el Gobierno luxemburgués para fiscalizar las cuentas y el funcionamiento de la Jefatura del Estado.
En esta vista atrás al pasado, la Gran Duquesa recuerda lo que sintió cuando vio al entonces Gran Duque de este pequeño país que al principio no sabía situar en el mapa. “Fue una atracción a primera vista, inmediata. ¡Oh, no! ¡Ay Dios mío! Esto no pinta fácil”, rememora entre risas mientras revela que Enrique de Luxemburgo era en aquel momento muy tímido. “Creo que encontrarse con una latina era algo muy nuevo”. Finalmente triunfó el amor y pudieron casarse el 14 de febrero de 1981. Sin embargo, no todo iba a ser un cuento de hadas en su nueva etapa como royal. “La realidad es que es una vida muy exigente donde uno renuncia a su libertad y creo que hay muchas personas que no se dan cuenta de eso. Para mí fue uno de los mayores desafíos”, se sincera minetras reconoce que aceptada con “mucha bondad aunque siempre es difícil entrar en otra cultura, en otra manera de pensar”, le explica a la presentadora Teresa Rodríguez.
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Hablando de la extensa familia que ha formado asegura que ha habido momentos en los que sus compromisos la impedían estar con sus hijos, especialmente cuando alguno de ellos estaba enfermo y no podía quedarse a su lado. Respecto a ellos, la gran duquesa María Teresa asegura que están orgullosos de sus raíces hispanas. “Tengo varios (hijos) que hablan español y están muy orgullosos de tener una madre cubana, les encanta. Siempre suelen decir: ‘nosotros somos luxemburgueses, pero mitad cubanos también”, cuenta mientras manifiesta que “tienen mucho ritmo, les encanta la música, somos una familia que canta, desde que eran pequeños yo canto con los niños y toco la guitarra”. De su marido, que se acercó al equipo de televisión para saludar, manifiesta que habla un poquito de castellano. Pero si hay algo que la hace especialmente feliz es ser abuela. “Me divierto con los nietos y les hago hacer todo lo que como madre no me atreví”. La decoración, la jardinería, el cante y el baile están dentro de sus aficiones.
En la segunda parte de la entrevista, María Teresa toca la complicada relación que tuvo con su suegra, que nació princesa de Bélgica y que se convirtió en la gran duquesa Josefina Carlota: “Al principio fue muy cordial conmigo, pero después la relación fue un poco más complicada”. Ella achaca el comportamiento a la educación que tuvo su predecesora, “mucho más estricta que la mía” y a que se mostraba un tanto distante en su carácter. Incluso llega a insinuar que el cariño que ella misma provocó en la gente y su cercanía pudo provocar celos en su suegra. Una vez que su esposo accedió al trono se involucró en varias causas, especialmente en la lucha contra las mujeres víctimas de abusos, una causa en la que está muy implicada y de la que se emociona al hablar en televisión.
La entrevista finaliza con uno de los episodios más controvertidos de la Casa Gran Ducal de los últimos tiempos: el informe Waringo, que analizó las cuentas y el trato que desde Palacio se daba a algunos empleados. Maria Teresa responde que “es una de las críticas a las cuales no pude responder porque el mundo político no nos deja que nos expresemos. Ese informe fue provocado tres meses después del éxito de mi conferencia internacional, dice cosas que no son ciertas y se decidió que todo lo que yo pudiese hacer humanitario es parte de mi vida privada y no oficial”, algo que asegura que la ha hecho más fuerte y determinada.