Todo hacía presagiar que el informe Waringo no sería un masaje para la Corte Gran Ducal de Luxemburgo. Las alarmas saltaron cuando se contabilizaron desde 2014 hasta 51 bajas en el personal de Palacio, entre despidos y dimisiones y, aunque el informe de exdirector general de Finanzas no quiere señalar culpables, como sí ha hecho la prensa del país al atribuir el éxodo al carácter de la gran duquesa María Teresa, lo cierto es que no le pasó desaparcibido el ambiente de tensión y la falta de organización en la Corte. "La gestión de los recursos humanos suscita muchos interrogantes", asegura Jeannot Waringo en su informe.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Actualmente, Palacio cuenta con 89 trabajadores a tiempo completo repartidos en las diferentes instancias y dos castillos propiedad de la Familia Gran Ducal. Tras varias entrevistas con empleados en activo y con algunos que han dejado su empleo, el autor del documento constanta el clima de tensión y ansiedad que se vive y señala que hay errores que "pueden tener consecuentas nefastas en el plano humano y de organización". Al enrarecido ambiente de trabajo, se suma la falta de un proceso de selección de personal claro y una nula comunicación interna cuando, además, hay un elevado número de departamentos. Así, cuando no fluye la información el cauce del río lo llenan los rumores que no hace más que minar la moral de los empleados.
Aunque insiste en no entrar en las elucubraciones de la prensa sobre la actitud de la Gran Duquesa, Waringo admite que es ella la encargada de la gestión del personal. Él mismo comprobaba de primera mano su influencia en el funcionamiento de la Corte, cuando trató de solucionar dos casos concretos y se topó con un muro infranqueable. Por ello, recuerda que las funciones de María Teresa de Luxemburgo deben ser "puramente representativas" y remata: "hace falta reformar el funcionamiento de nuestra Monarquía en este punto esencial. No hay, en mi opinión, otra solución".
Otro de las cuestiones que preocupan al funcionario del Estado es la ausencia de un organigrama claro y formalmente aprobado que detalle las áreas de responsabilidad de cada uno, lo que en la práctica supone que muchos trabajadores acaban realizando funciones que exceden lo que establece su contrato. La propuesta de Waringo pasa por situar a la cabeza de la organización al Gran Duque Enrique, relegando a su esposa a una función meramente representativa. El encargado de todas las funciones oficiales de la Corte debería ser el mariscal, con la secretaria privada de los Grandes Duques, el servivios de comunicación, la seguridad, el servicio informático, asistentes y consejeros bajo su mando. Finalmente, la Administración se ocuparía de los servicios técnicos, financieros, recursos humanos y de la gestión del Castillo de Colmar Berg.
Respecto a la contratación de empleados, propone una separación entre los 'empleados oficiales' y los 'empleados privados' en aras de "una mayor transparenica en las actividades de la Corte" ya que "en la actualidad no existe en Luxemburgo una información sistemática sobre el desempeño de las misiones oficiales de la Corte ni sobre el uso de las asignaciones presupuestarias".
A través de un comunicado, el Gran Duque de Luxemburgo ya se ha comprometido a "contribuir de manera constructiva a la puesta en marcha de las mejoras" propuestas en el informe, que el próximo miércoles será presentado en el Parlamento. A partir de entonces, comenzará el debate sobre las reformas concretas para volver a sacar brillo a la institución. Por el momento, el primer ministro Xavier Bettel ha preferido no pronunciarse ante las conclusiones del estudio realizado a petición suya.