La familia Gran Ducal de Luxemburgo está en el ojo del huracán después de que el primer ministro, Xavier Bettel, encargara al exdirector de la Inspección General de Finanzas, Jeannot Waringo, un detallado informe sobe el funcionamiento y los gastos de la corte. Las conclusiones saldrán a la luz próximamente y amenazan con tambalear los cimientos de palacio. Desde el pasado verano, Waringo lleva inspeccionado las cuentas de Enrique y María Teresa ante el llamativo abandono de más de una treintena de empleados desde 2015, un tercio de toda la plantilla, según recoge la prensa del país.
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El Estado luxemburgués, uno de los más acaudalados de Europa, destinó el año pasado un total de 11.126 millones de euros para la Casa Gran Ducal. De ellos, 8,1 millones corresponden a los gastos de personal. El resto del presupuesto estaría compuesto por gastos de viajes y otras representaciones del jefe de Estado, apunta Reporter, que señala que desde 2013 el presupuesto destinado a la institución ha aumentado casi un 18%. De acuerdo a la partida destinada a pagar a los trabajadores de Palacio, cada trabajador ganaría al año 85.000 euros, unos 7.000 brutos al mes de media por empleado. Sin embargo, el salario medio es probable que sea más bajo ya que es el erario público el que paga los despidos, que han sido relativamente numerosos en los últimos tiempos. Este montante es lo que ha hecho al primer ministro Bettel encargar una auditoría para investigar la política del personal de la corte.
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Las conclusiones de este informe podrían ir más allá y se especula con que podría desencadenar una grave crisis en la institución que puede poner entre las cuerdas a Enrique de Luxemburgo, según publica Lëtzebuerger Land, que apunta, incluso, que podría “conducir a la abdicación del Gran Duque”. El motivo detrás de la marcha del 30% del personal asignado a la Casa Gran Ducal sería el fuerte carácter de María Teresa de Luxembrugo que habría motivado la marcha de los trabajadores incapaces de soportar el tenso ambiente laboral de Palacio. El personal que sale de la Corona se lleva una suculenta indemnización a cambio de guardar silencio, asegura el semanario.
Otro de los motivos de la huida de trabajadores sería que la Gran Duquesa reside la mayor parte del tiempo en París y “no duda en que todo su personal se traslade a la capital francesa para celebrar sus reuniones, lo que genera sustanciales gastos y no agrada a sus colaboradores”, puntualiza Le Quotidien.
Además, y según Lëtzebuerger Land, la Gran Duquesa siempre tendría la última palabra en todos los asuntos de la Casa Gran Ducal y su plantilla sería frecuentemente objeto de sus reprimendas y mal humor. La injerencia de María Teresa de Luxemburgo llegaría hasta tal punto que habría mantenido reuniones habituales con el antiguo primer ministro Jean- Claude Junckjer sobre asuntos de Estado, algo que quiere zanjar el actual jefe del Ejecutivo.
De momento, Palacio no se ha pronunciado. María Teresa de Luxemburgo canceló su agenda la semana pasada por la hospitalización de su hermano menor, Luis Mestre, que fue ingresado de urgencia. A finales del pasado año, la Gran Duquesa tuvo también sus propios baches de salud cuando tuvo que someterse a una operación de rodilla el 10 de octubre de 2019. Sin embargo, la cirugía no la paró y se la vio en varios actos públicos con muletas y silla de ruedas.