El Gran Ducado de Luxemburgo celebra por todo lo alto su Fiesta Nacional
Un salón de rica filigrana y oro, majestuosas arañas versallescas de mil y un cristales, vestidos de gala que son el sueño de una noche de verano, joyas reales históricas, un espectáculo de fuegos artificiales desde el histórico Fuerte Thüngen… La Familia Ducal de Luxemburgo volvió a echar palacio por la ventana en los festejos del Día Nacional del pequeño Gran Ducado como cada 23 de junio, fecha en la que además se celebra a posteriori el cumpleaños del gran duque Enrique. Aunque el soberano nació el 16 de abril de 1955 y cuenta 63 primaveras, las celebraciones de su aniversario se trasladan al verano por la mayor posibilidad de disfrutar del buen tiempo al igual que en otros países.
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Luxemburgo hizo de cada acto del programa del fin de semana toda una fiesta y se exhibió en todo su esplendor. El viernes por la tarde el gran duque Enrique y la gran duquesa María Teresa visitaron la localidad de Larochette, donde asistieron un festival popular organizado por los ciudadanos. El pueblo salió en masa para saludar y felicitar a sus Grandes Duques que correspondieron a su pueblo con sonrisas y otras muestras de cariño. Al mismo tiempo, los príncipes Guillermo y Stéphanie, los Grandes Duques herederos, se trasladaron a la segunda ciudad de Luxemburgo, Esch-sur-Alzette, donde vivieron un Día Nacional especialmente emotivo y se despidieron con un hasta luego de sus conciudadanos, ya que el próximo mes de septiembre partirán hacia Londres para proseguir sus estudios.
Para esta primera jornada la gran duquesa María Teresa y las princesas Stéphanie y Clarie se decantaron por el clásico binomio blanco y negro y por el monomio de uno u otro color. La Gran Duquesa optó por un cómodo atuendo de camiseta y pantalón, que combinó con un elegante sobretodo de estampado floral. La princesa Stéphanie, fiel a su estilo, se decantó por la corrección de un vestido blanco y de un moño, mientras que la princesa Claire, más audaz, acompañó su conjunto de blusa y pantalón con un toque atrevido in rouge en los labios y la melena suelta. Más tarde, ya por la noche, toda la familia del Gran Ducado se reunió en la capital para presenciar la tradicional procesión de las antorchas, en las que innumerables asociaciones e instituciones luxemburguesas celebran un vistoso desfile civil y el espectáculo de fuegos artificiales con el que se clausuró la velada festiva.
El sábado por la mañana la celebración se trasladó al edificio de la Filarmónica donde la Familia Ducal al completo, acompañada por el presidente del parlamento, Mars Di Bartolomeo, asistiría a un concierto en honor del Gran Duque. Más tarde los Grandes Duques y el Primer Ministro, Xavier Bettel, presidieron al desfile militar y civil. A la tribuna se unió por primera vez el príncipe Sebastián, el hijo pequeño de los grandes duques Enrique y María Teresa, que el año pasado completó su formación en la Real Academia Militar Británica de Sandhurst y ha jurado como teniente en el Ejército de Luxemburgo.
El acto civil dio el turno a los más ceremoniales del Día Nacional. La Familia Gran Ducal se vistió de tiros cortos para acudir a una misa Te Deum en la Catedral de Luxemburgo. La alfombra roja que conducía al templo se convirtió en una pasarela de elegancia: lanas frías, brillantes sedas, primorosos algodones calados... Las damas reales se conjuntaron en tonos pastel, lila y nude, dos a dos y se coronaron con exquisitas pamelas y tocados de flor, compitiendo con la exuberancia de la Royal Ascot, y acaparando en su misma medida todos los elogios de los garantes de la moda.
Al final del día la Familia Gran Ducal hizo su puesta de largo para celebrar la esperada recepción en Palacio, a la que como siempre acudió lo más granado de la sociedad luxemburguesa. La gran duquesa María Teresa vistió la noche estrellada de su color: de azul y de los 854 brillantes de la tiara belga; la princesa Claire, la más influencer de las princesas de Luxemburgo, lució el escote Meghan de su vestido de novia y la tiara de hojas de laurel y zafiro, que acostumbra a llevar en esta tradicional velada; la princesa Stéphanie vistió de tirantes y turquesas la primera gala del verano en palacio, y la princesa Alejandra se zambulló igualmente en las profundidades de la nueva temporada con un vestido coral y turquesa, que conjuntó con una tiara de aguamarinas. Grandes galas para el día grande de Luxemburgo.