La pequeña Amalia de Luxemburgo, enorme protagonista en la visita de la Familia Ducal al Papa
Este lunes la Familia Gran Ducal de Luxemburgo se traía entre manos un asunto de familia verdaderamente grande: la visita a Su Santidad el Papa, con motivo del Jubileo de la Misericordia, con el que se conmemora el quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II. El Gran Duque Enrique y la Gran Duquesa María Teresa viajaron a la Ciudad del Vaticano con todos sus hijos y todos sus nietos, pero como era de esperar la más pequeña del nutrido grupo, la princesa Amalia, se alzó como la enorme protagonista.
La niña, hija del príncipe Félix y la princesa Claire, se elevó sobre el resto, literalmente, en brazos de su abuela, y figuradamente, como la viva imagen de la ternura con un vestido blanco de volantes, jaretas y puntillas con lazo rosa, unas bailarinas de pulsera y unos rizos de azabache. A su año y medio, la princesa Amalia se portó como un ángel cuando fue presentada al papa Francisco y posó junto al Pontífice, de 79 años de edad, durante el photocall. Pero dejó claros sus afectos después de que se tomaran las imágenes y la princesa Amalia ya no consintió separarse de las faldas de su abuela, la gran duquesa María Teresa, que encantada la tomó en sus brazos.
La familia disfrutó de un encuentro privado con el Papa argentino, en el que la Gran Duquesa, nacida en Cuba, saludó a su anfitrión en español, lengua materna de ambos. María Teresa de Luxemburgo, muy abuelaza en todo momento, era la única dama de la Familia Gran Ducal que vestía de blanco, mostrando su adhesión al "privilegio de blanco", que establece que sólo una reina o una princesa católica, o casada con un monarca católico, pueden usar dicho color en lugar del tradicional negro, que rige la etiqueta vaticana para las visitas papales.
Otros miembros de la realeza a los que se les permite vestir de blanco son la reina Letizia y la reina Sofía; la reina Matilde y la reina Paola de los Belgas, así como la princesa Charlene de Mónaco. El resto del grupo, que incluye a la princesa Alejandra y a las nueras de la Gran Duquesa, las princesas Stéphanie, Claire y Tessy, vestían de negro y con mantilla.
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El Papa obsequió al Gran Duque y la Gran Duquesa con un medallón de la paz y una encíclica sobre el medio ambiente. Cuando se fueron, el Pontífice despidió a la pareja ducal, que cumplió el pasado San Valentín sus bodas de rubí por sus 35 años de matrimonio, con una broma privada cuando se rió y comentó: "Yo también les felicito por la conversación que han tenido".
El encuentro con el Papa fue la excusa perfecta de la Familia Gran Ducal de Luxemburgo para reunirse y celebrar juntos. María Teresa de Luxemburgo cumple hoy 60 años y no duda en franquear la nueva década de mejor manera que rodeada de sus hijos y nietos.
También Alberto y Paola de lo Belgas han aprovechando la Semana Santa para viajar a la Ciudad del Vaticano y asistir y recibir la comunión en la Misa del Domingo de Ramos, oficiada por el papa Francisco, en la Plaza de San Pedro. El Pontífice presidió el pasado domingo la procesión y la eucaristía que inauguran el tiempo de celebración de la Pascua. El Domingo de Ramos conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén una semana antes de su pasión, muerte y resurrección. La realeza a partir de ahora pondrá rumbo a lugares de fuertes creencias y tradiciones religiosas, así como a destinos paradisíacos, en sus escapadas de Semana Santa.