El gran día de los Juegos Invictus ha llegado. La competición creada por el príncipe Harry celebra su décimo aniversario con un servicio religioso en la catedral de San Pablo, a la que se han desplazado mil personas, incluidos representantes de todas las naciones que participan en la cita deportiva, el actor Damian Lewis y, por supuesto, el anfitrión. El duque de Sussex, que aterrizó el martes en Londres, ha llegado solo a la misa y no le ha acompañado ningún miembro de la Familia Real británica, con los que las relaciones son tensas desde que en 2020 decidió dar un paso atrás en sus obligaciones reales.
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Minutos antes de las 17 horas (una hora más en España), el príncipe Harry ha sido recibido por el decano del templo, el reverendo Andrew Tremlett. Su llegada se ha producido entre vítores de curiosos que se agolpaban en las inmediaciones, ha estado acompañado por su familia materna. Concretamente por sus tíos: Charles Spencer y Lady Jane Fellowes. A los hermanos de la princesa Diana los ha saludado efusivamente y entre abrazos cuando los ha visto dentro de la catedral, estando ya sentados en uno de los bancos. También estaban los primos del Duque, George McCorquodale, Ned Spencer y Louis Spencer, vizconde de Althorp.
No han faltado al gran evento de Harry el abogado David Sherbourne, quien le ha representado en su batalla contra los tabloides británicos; el exescudero de Carlos III y mentor de sus hijos, Mark Dyer, al que Harry considera un segundo padre y lo eligió como padrino de bautismo de Archie Harrison; y el exsecretario privado del duque de Sussex, Ed Lane Fox. Las autoridades han estado representadas por el alcalde de Londres, Sadiq Khan.
El duque de Sussex lleva en su solapa algunas condecoraciones, entre ellas la que le regaló su abuela, Isabel II, por sus servicios a la monarquía, así como la medalla de servicio operacional para Afganistán y las del Jubileo de Oro, Diamante y Platino de la recordada monarca. Sin embargo, faltaba una distinción en lo que se ha interpretado como un posible desaire a su padre, el Rey. El príncipe Harry no ha colocado la medalla de la coronación de Carlos III que le fue entregada el año pasado con motivo de la unción del soberano.
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Los Windsor, reunidos en Buckingham
Prácticamente a la vez, los Windsor se han reunido en Buckingham (a unos 4.5 kilómetros de San Pablo) para celebrar la primera fiesta de jardín de la temporada, que se ha extendido entre las 16:00 y las 17:00 (una hora más en España). Los reyes Carlos y Camilla han abierto las puertas del palacio, sede oficial de la monarquía británica desde 1837, para continuar con esta tradición que le encantaba a Isabel II y que se remonta a la época de la reina Victoria. El monarca y su esposa han estado acompañados por otros familiares como los duques de Edimburgo, la princesa Ana y los duques de Gloucester. El príncipe Guillermo, que esta mañana ha acudido a un acto en Windsor, no ha formado parte del evento.
La visita exprés que el príncipe Harry hizo en febrero a su padre nada más conocerse que padece cáncer, fue traducido como un paso más para la reconciliación. Sin embargo, el quinto en la línea sucesoria al trono no se ha reunido con Carlos III en estas más de 24 horas que lleva en Londres y tampoco está previsto que lo haga antes de irse. "Lamentablemente no será posible debido al apretado programa de Su Majestad. El Duque, por supuesto, comprende la agenda de compromisos y otras prioridades de su padre y espera verle pronto", confirmaron desde el entorno del príncipe Harry.
Tampoco está previsto que se reúna con los príncipes de Gales. Mientras que el heredero al trono viajará este jueves a Cornualles para continuar con su agenda, Kate Middleton continúa volcada en su recuperación y en el tratamiento de quimioterapia preventiva con el que comenzó en febrero, tras la operación abdominal a la que se sometió en enero. Está retirada de la vida pública para centrarse en su salud y en sus tres hijos, que siguen con sus obligaciones académicas en Lambrook School.
La agenda de Harry en Londres
Ubicada en la City de Londres, San Pablo destaca por ser la segunda catedral más grande del mundo, pero además tiene un gran significado personal para Harry de Inglaterra ya que se trata del lugar en el que contrajeron matrimonio sus padres el 29 de julio de 1981. Ahora el Príncipe ha regresado para celebrar los diez años de vida (y éxitos) de su proyecto más personal ya que impulsó los Invictus en 2014 tras prestar servicio a las Fuerzas Armadas, una experiencia que marcó para siempre su vida.
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El servicio religioso ha comenzado con un himno para después tomar la palabra el reverendo, quien ha resaltado los "tremendos logros" de los participantes de los Invictus, procedentes de 23 países. "Reconocemos, con gratitud, el valor y la fuerza de aquellos militares heridos, lesionados o enfermos que han buscado un camino hacia la recuperación, animando a los que viven en la oscuridad con la luz invicta de su espíritu", ha explicado. También ha intervenido Harry leyendo un pasaje de la Biblia y Damian Lewis, conocido por su papel en Homeland, ha recitado el poema que escribió la ex competidora de Invictus, Michelle Turner.
En el marco del aniversario de los Invictus, cita en la que los duques de Sussex hicieron oficial su relación, este martes Harry inauguró su agenda en la ciudad que lo vio nacer con una visita a la sede de la Honorable Compañía de Artillería, donde se llevó a cabo una conferencia de los Juegos Invictus presentada por Louise Minchin y a la que asistieron también Sir Keith Mills y Ken Fisher. A finales de semana, ya con Meghan Markle, viajarán a Nigeria invitados por el jefe del Estado Mayor de la Defensa del país le hizo en la última edición de los Invictus.
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