La apresurada visita del príncipe Harry a Reino Unido nada más enterarse de que su padre, Carlos III, padecía cáncer olía a rama de olivo, a dejar a un lado las rencillas cuando lo más importante se impone de la forma más brusca e inesperada. Sin embargo, pasadas las 24 horas que el duque de Sussex permaneció en suelo británico quedó un regusto amargo que, desde luego, no sabía ni un poquito a reconciliación. Al menos no con su hermano, el príncipe Guillermo con el que la relación parece definitivamente rota. Tanto como para no acercarse a verle cuando además de la enfermedad de su padre, lidia con la de su esposa, Kate Middleton, que se recupera en casa de una cirugía abdominal. La visita exprés de Harry dejó muchos interrogantes pero, sobre todo, uno: ¿se puede superar la brecha que separa a los hijos del Rey?
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El príncipe Harry estuvo con su padre unos 45 minutos en un encuentro del que se desconocen los detalles. Fue breve, aunque tal vez se emplazaron para más adelante o, simplemente, fue suficiente para tranquilizar a un hijo preocupado. En cualquier caso, consideró urgente reencontrarse con Carlos III, al que no veía desde la coronación -otro viaje que duró un abrir y cerrar de ojos-, pero no así con el príncipe de Gales.
Igual que al resto de la familia, la última vez que los hermanos coincidieron fue el día en que su padre fue coronado y las cámaras no lograron captar ninguna interacción entre ellos. Solo el fallecimiento de Isabel II en septiembre de 2022 hizo que los dos matrimonios saliesen juntos a recibir el cariño de la gente y ver los homenajes que los ciudadanos hacían a la Reina en Windsor. Desde entonces, sin bien se ha sabido que Harry mantuvo contacto telefónico con su padre, al que nada le gustaría más que ver a sus hijos juntos de nuevo, con su hermano los puentes siguen rotos y no se intuyen signos de deshielo en una relación que no ha hecho más que erosionarse con el paso del tiempo.
Públicamente podríamos situar el inicio de las rencillas en la salida de los Sussex de la casa real y, sobre todo, en la entrevista con Oprah Winfrey, en la que dieron pocos nombres, pero sí se mencionó a Kate Middleton cuando contaron que en una ocasión había hecho llorar a Meghan Markle y no al revés, como la oficina de prensa de los entonces duques de Cambridge había filtrado a la prensa. Todo ello según la versión del príncipe Harry que casi un año más tarde pudo explayarse mucho más en sus memorias.
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Fue precisamente en el libro En la sombra donde queda claro que las diferencias entre ellos comenzaron mucho antes. El duque de Sussex relata una infancia marcada por la jerarquía institucional: el que era llamado a ser Rey y el repuesto. Esta diferencia esencial, derivó en competitividad, celos y peleas, algunas de ellas físicas, tal y como cuenta en su biografía. Un complicado caldo de cultivo que convivió durante cierto tiempo con el cariño, el dolor compartido tras la pérdida de su madre, y la complicidad que también surgía entre ellos. Hasta que el equilibrio se rompió.
El príncipe Harry abrió la caja de pandora en una familia en la que los trapos sucios ni se mentan y ha destapado unas posturas irreconciliables. Él insiste en que a pesar de todo quiere a su hermano, pero necesita que reconozca sus errores y le pida perdón. Lo cierto es que el príncipe de Gales le dijo que le quería y que le gustaría que fuera feliz, según cuenta el duque de Sussex, pero no le creyó. Una situación con un complicado punto de encuentro, especialmente cuando el goteo de informaciones que ponen en entredicho el comportamiento de Guillermo con su hermano no cesan. No siempre proceden del propio Harry, pero sí de su entorno como el periodista Omid Scobie, muy cercano a los Sussex que ha escrito un libro demoledor con los Windsor. ¿Hay posibilidad de reconducir su relación? Carlos III lo intentó cuando trató de mediar en una discusión: "Por favor, chicos, no convirtáis en un suplicio mis últimos años".