Isabel II está viviendo unas navidades muy difíciles. Las primeras sin su marido, Felipe de Edimburgo, que falleció el pasado abril a los 99 años. Además, la variante ómicron y el aumento de contagios en Reino Unido han dado al traste con sus planes iniciales: no podrá pasar estas fechas en su finca de Sandringham, como es tradición y se ha visto obligada a permanecer en el Castillo de Windsor. Con ella solo podrán estar un grupo reducido de familiares entre los que no se encontrará su hija, la princesa Ana, que se encuentra confinada después de que su marido diera positivo en coronavirus. Con este panorama, la soberana, de 95 años, se dirigirá a la nación el día de Navidad con uno de lo discursos más personales de su reinado y que será todo un homenaje a su recordado marido, con el que estuvo más de siete décadas.
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El Palacio de Buckingham ha pblicado una imagen de la Reina, tomada durante la grabación de su intervención en televisión, que tuvo lugar la semana pasada, en la que aparece sentada en un escritorio de la White Drawing Room del Castillo de Windsor, acompañada únicamente de una única fotografía en la que aparece junto a su difunto esposo. La instantánea fue tomada en en Bradlands (Hamposhire) para conmemorar sus bodas de diamante ( 60 años casados). La soberana ha elegido un vestido de manga larga en color rojo, muy navideño, de Angela Kelly y que la conecta con la duquesa de Cambridge, que también eligió este color hace unos días para un concierto de villancicos en la Abadía de Westminster.
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Los homenajes de Isabel II al hombre de su vida no acaban ahí. Además de su habitual collar de perlas de tres vueltas, la soberana luce un broche con un crisantemo de zafiro que usó en 1947 durante una sesión de fotos con motivo de su luna de miel, también en Broadlands. Todo un romántico guiño con el que quiere decir sin palabras el apoyo que recibió de su marido a lo largo de su dilatado matrimonio. Esta impresionante pieza de joyería también la lució el 20 de noviembre de 2020 para enmarcar su 73º aniversario de boda y se ha convertido en su preferido para honrar al duque de Edimburgo. Además el zafiro es una de las piedras preciosas favorita de la monarca gracias a su padre, que se dio cuenta de que las gemas de este color combinaban con los ojos de su hija.
Palacio también ha anunciado que en primavera se llevará a cabo un servicio de acción de gracias por la vida del duque de Edimburgo en la Abadía de Westminster. Se espera que el príncipe Harry y Meghan Markle sean invitados al igual que el resto de la Familia Real, en lo que se ha visto como una manera de romper el hielo entre los Duques y los Windsor. Justamente esta información se ha sabido un día después de que Harry y Meghan felicitaran las Fiestas con una imagen con sus dos hijos con la que mostraban al mundo por primera vez a su hija Lili, que nació el pasado 4 de junio y que todavía no conoce a ninguno de sus familiares británicos.