Ha pasado casi un cuarto de siglo desde que la princesa de Gales dejó de iluminarnos con su presencia, y, aunque solo brilló 36 años, estos fueron tan intensos que su aura aún permanece increíblemente viva. Desde el dulce sueño de verano de su nacimiento, el 1 de julio de 1961, en Sandringham, hasta la pesadilla de su trágica muerte, el 31 de agosto de 1997, bajo el Puente del Alma en París, la historia de Diana contiene más amor, alegría, tristeza, sueños y dramas que la de mucha gente con una vida doblemente larga.
Era una joven dama que se transformó en princesa. La asistente de un jardín de infancia que se convirtió en icono de moda. Una impetuosa mujer que conquistó, y luego perdió, el corazón del heredero al trono británico. Aun así, fue la reina de corazones para millones de personas. Una aristocrática rosa inglesa que puso su energía al servicio de los más desfavorecidos. Consiguió extraordinarios logros, pero, de todos, el que más valoraba era el de haberse convertido en la madre de sus dos adorados hijos, los príncipes Guillermo y Harry.
A través de esta cronología, ojeamos el álbum de fotos de la vida de la princesa del pueblo, llena de hitos y entresijos. Si estuviera aquí, Diana celebraría este año su 60 cumpleaños, convertida en una glamurosa abuela. El destino no lo quiso así y, desafortunadamente, este capítulo de su historia solo lo podemos imaginar.
Portada especial de Diana de Gales
Portada especial de Diana de Gales
Una niña con encanto
Lady Diana, tercera hija del vizconde de Althorp, más tarde octavo conde Spencer, nació dotada de encanto y carisma y siempre se sintió cómoda frente a las cámaras. La separación de sus padres, cuando ella tenía solo cinco años, alteró la idílica infancia de los cuatro hermanos Spencer, pero a la vez reforzó su vínculo. El hermano menor de Diana, Charles, recuerda cómo ella le cuidaba con devoción, mientras crecían en la casa señorial Althorp, en Northamptonshire.
Un brillante futuro
La niña de la campiña inglesa que amaba a los ponis y le apasionaba el ballet se convirtió en una estudiante ‘chic’ que compartía piso con sus amigas en Londres. Su familia siempre estuvo relacionada con la Familia Real, por lo que no fue extraño que su camino se cruzara algún día con el del príncipe de Gales. Este quedó hechizado por el noble corazón y el sentido del humor de Diana.
Diana disfrutó mucho de su breve etapa de chica independiente, en Londres
Una novia de cuento de hadas
Después de un noviazgo relámpago, el heredero al trono y Lady Diana Spencer anunciaron su compromiso con la bendición de la Reina Isabel. Un frenesí nupcial se apoderó entonces del Reino Unido, que cayó rendido ante el ‘efecto Diana’. Ella acababa de cumplir los 20 años cuando se casó el 29 de julio de 1981 con el príncipe Carlos, de 32 años, en la catedral de St. Paul, en Londres. Se convirtió por amor en princesa de Gales.
Su boda con el príncipe Carlos parecía el broche de oro de una historia de amor idílica
Instinto maternal
A pesar de su juventud, Diana tenía una vena maternal innata. Rebozaba de felicidad, al salir del hospital St. Mary’s, con Guillermo (arriba) y Harry en brazos. Rompió con siglos de tradición y decidió ocuparse personalmente de la educación de sus hijos. No dudó en llevarse a su primogénito de gira por Australia cuando apenas tenía nueve meses, o en suspender su agenda oficial para asistir a sus espectáculos de fin de curso. La Reina Isabel expresó su admiración por la devoción que Diana profesaba hacia sus hijos.
La princesa dio a luz a su primogénito, Guillermo, cuando tenía 21 años. Dos años más tarde, nació Harry, su segundo hijo
Una esposa enamorada
Entrañables recuerdos de los días más felices de la pareja real: Diana recompensa a su marido con un apasionado beso, después de un partido de polo.
Junto a su príncipe, Diana creyó haber encontrado al fin la felicidad con la que siempre soñó
En la imagen, posa orgullosa con sus tres hombres en los jardines de Highgrove, la residencia familiar en Gloucestershire.
Las ilusiones perdidas
En 1992, Diana rompió a llorar durante un acto oficial, dejando entrever las grietas de su matrimonio.
Cuando el príncipe y la princesa de Gales se separaron, el mundo entero lamentó el triste final del cuento de hadas
La famosa imagen de la princesa, sentada sola delante del Taj Mahal, el monumento indio dedicado al amor (a la derecha), lo confirmó mejor que mil palabras. Antes del final del año, el príncipe y la princesa de Gales se habían separado oficialmente.
Siempre pendiente del cuidado y la educación de sus hijos, Diana se reinventó como una mujer independiente, solidaria y empoderada
El renacer de Diana
Sea cual fuera el momento vital que atravesaba, Diana siempre puso a sus hijos en el primer lugar de su lista de prioridades, y disfrutó al máximo de ellos. Mientras asumía su nuevo rol de madre soltera, recuperaba la confianza en sí misma como mujer. Lo demostró acudiendo a una fiesta con un sugerente ‘vestido de la venganza’, la misma noche que el príncipe Carlos confesaba su infidelidad en un programa televisivo
En sus últimos años, Diana se convirtió en un icono global que hoy sigue inspirando a las nuevas generaciones
Con el corazón como brújula, Diana utilizó su fama para ayudar a quienes más lo necesitaban; por ejemplo, en 1996, a unos niños pakistaníes enfermos de cáncer.
Un final prematuro
En una de las últimas fotografías de la princesa, tomada en agosto de 1997, se encuentra sentada y pensativa, a bordo de un yate en el que navegaba sobre aguas mediterráneas, junto a su nuevo compañero, Dodi Al-Fayed. Días después, sus vacaciones acabaron en tragedia: Diana fallecía con apenas 36 años. El triste fin de su historia, pero el inicio de una leyenda universal