El próximo 1 de julio Diana de Gales hubiera cumplido 60 años y para conmemorar la fecha sus hijos, los príncipes Guillermo y Harry se reunirán para colocación de una escultura permanente que podrá ser vista por el público en los jardines del palacio de Kensington. El homenaje es muy esperado, ya que la escultura de Ian Rank-Broadley, quien también se encargó de hacer la imagen de la reina Isabel II de Inglaterra que aparece en las monedas desde el año 1998, lleva años proyectada y además implica el regreso de Harry desde los Estados Unidos en un momento en el que sus relaciones con el príncipe Guillermo y el resto de miembros de la Familia Real no atraviesa su mejor momento. La escultura de bronce será colocada en los jardines del Palacio de Kensington, la residencia oficial de Diana hasta el momento de su muerte, allí siempre se han rendido tributos a su figura, sobre todo en cada uno de sus cumpleaños y también cada 31 de agosto, fecha de su muerte.
El jardín del palacio de Kensington
El palacio de Kensington, por su ubicación en el corazón de Londres, siempre fue un lugar de paso obligado para los que recuerdan a Diana que dejan las puertas de la residencia real flores, cartas, velas y todo tipo de tributos. Sin embargo, desde el año 2017, cuando se cumplieron los 20 años de su partida, en uno de los laterales del palacio se creó un jardín en su memoria. Fueron sus hijos los que siguieron todos los detalles del proyecto y se aseguraron de que se diseñara teniendo en cuenta los gustos florales de su madre. El resultado fue especio muy elegante, que invita al recogimiento y que fue el lugar elegido por Harry para anunciar ante las cámaras su compromiso matrimonial con Meghan. Aquí comienza un recorrido en forma de ruta por todos los lugares en los que se rinde tributo a la princesa más icónica de la familia Windsor.
Curiosamente hace unos días ha salido a la luz que Diana de Gales no tenía que estar en París durante ese fatídico 31 de agosto de 1997, ella, según unas últimas declaraciones, debía haber regresado desde el día 28 de agosto a Londres. Sin embargo, fueron precisamente las críticas que arreciaban en el Reino Unido por su vinculación con esta campaña lo que hicieron retrasar su vuelta.
Un tributo fuera de Europa
En Huambo, la segunda ciudad más importante de Angola, sigue creciendo un árbol en el lugar que un día fue un campo de minas. Allí la princesa Diana se hizo unas imágenes que dieron la vuelta al mundo por la potencia mediática que tenía su imagen, sobre todo, después del divorcio de Carlos de Inglaterra. Veintidós años más tarde, Harry regresó allí para seguir su labor.
Lo que muchos no saben es que esta llama no tiene nada que ver con la Princesa. La escultura de bronce fue ofrecida a la ciudad en 1989 como símbolo de amistad entre Estados Unidos y Francia y es una réplica del mismo tamaño que la que sostiene en su mano la Estatua de la Libertad de Nueva York. Lo que sí se hizo en honor a Diana fue ponerle su nombre a la pequeña plaza en la que se encuentra.
París, el monumento extraoficial
Fuera del Reino Unido también hay un lugar en el que siempre se recuerda a Diana, el Puente del Alma de París que discurre sobre el paso subterráneo en el que tuvo el accidente de coche que terminó con su vida el 31 de agosto de 1997. Aunque la Princesa falleció dos horas después y a siete kilómetros de aquí, en el Hospital de la Pitié-Salpêtrière, esta llama dorada es la que recoge las flores y el resto de los tributos que a ella se rinden en la capital francesa en donde estaba disfrutando de unos días con su amor de verano, Dodi Al-Fayed.
Sencillamente “Diana” y su silueta en negro sobre mármol blanco. A un lado, una tablilla recuerda su vocación por el trabajo caritativo, y al otro lado, se pueden leer alguna de las palabras que su hermano pronunció durante su funeral en la Abadía de Westminster, una despedida que fue multitudinaria en las calles y se estima que fueron 2.500 millones de personas las que lo siguieron en televisión desde todo el mundo. Este es el lugar destinado para rendirle tributo en Althorp House, aquí se depositan los ramos de flores, en un templo que se encuentra en frente del lago que contiene una isla consagrada con un pedestal conmemorativo y una urna para marcar el lugar exacto en donde están sus restos. El conde Spencer decidió que estuviera rodeado de agua como medida de protección.
Althorp House, el destino final
Otro de los lugares imprescindibles para rendir tributo a la princesa de Gales es Althorp House, la residencia oficial de la familia Spencer desde hace quinientos años, donde Diana pasó parte de su infancia y en donde ondean a media asta las banderas cada 31 de agosto. Es allí donde reposan sus restos mortales, a más de cien kilómetros de Londres en un viaje que se completa en dos horas por carretera. En esta imagen, en lo que podría ser la parte trasera de la residencia se ve un lago artificial con una pequeña construcción de estilo dórico, ese es el templo creado para ella.
'Keep walking' o sigue caminando...
Para ampliar esta ruta a pie se puede continuar hasta Green Park y los jardines de St. James siguiendo una caminata conmemorativa que está marcada en el suelo con rosas heráldicas y el nombre de Diana. Es cierto que se puede llegar a los dos lugares mencionados casi en línea recta atravesando Hyde Park, pero si se siguen las marcas de suelo se comprobará que la ruta forma el símbolo del infinito.
Como suele ocurrir con la inmensa mayoría de fuentes en Londres, en los pocos momentos del año que llegan altas temperaturas el lugar se convierte en un espacio de reunión, un pequeño paraíso verde en el centro de la ciudad y uno de los lugares para vivir más caros del mundo. Allí se hacen picnics, se toma el sol e incluso hay quien aprovecha para broncearse y meter los pies en una fuente que apenas tiene profundidad.
La fuente que inauguró Isabel II
También a pie, y atravesando los jardines que a partir del 1 julio albergarán la nueva estatua de bronce en memoria de Diana de Gales, se puede llegar después de unos quince minutos a la fuente que se creó en memoria de la Princesa al sur del lago Serpentine, esa represa que se creó en 1730 en Hyde Park. Isabel II se encargó de su inauguración con una amplia presencia de Windsor y de Spencer, que retomaba en público sus relaciones después de siete años de cierta tensión ocasionada por la muerte de la Princesa. No faltó la anécdota y es que de su construcción se encargó una paisajista estadounidense que se inspiró en la personalidad inclusiva de Diana para lo que se eligió como material principal granito de Cornualles; justo año después el príncipe Carlos se casaba con Camilla y la Casa Real le otorgó precisamente el ducado de Cornualles.
Siéntete como Peter Pan
A tan solo 4 minutos caminando desde la exposición por Broad Walk, la vía peatonal que discurre paralela al palacio de Kensington y en el interior de esa enorme masa forestal que forman los jardines de Kensington y Hyde Park, se encuentra el parque infantil Diana de Gales. Fue precisamente su hermano Charles, en compañía de sus hijos, el que se encargó de representar a la familia durante su inauguración, que tuvo lugar a comienzo del milenio. Su construcción se inspiró en el barco del Capitán Garfio y en el mundo de Peter Pan en general, recordando también así al dramaturgo británico James Matthew Barrie, que dio vida a esa fantasía. El lugar se conserva bastante bien para tener dos décadas y haber sufrido los vaivenes de niños británicos y turistas que pasan por allí para disfrutar de un espacio en el que se recrearon playas, tipis indios, cofres del tesoro y todo con lo que un pequeño puede soñar. En su momento fue un espacio infantil tremendamente innovador ya que fue de los primeros parques en Londres que se adaptó a niños con distintas discapacidades, recordando con este gesto parte de las labores de Diana.
La primera parada de la ruta
Justo a la derecha de este jardín, en este momento y hasta el próximo 2 de enero, se puede disfrutar de una exposición poco común: Royal Style In The Making. En ella se expone, aunque no es una muestra exclusivamente dedicada a esto, el vestido de boda de Diana de Gales y es poco habitual ya que debido a la delicada tela con la que se confeccionó en 1981 se limita el número de veces que se muestra al público con el fin de no deteriorarlo. Véase que en esta ocasión la tiara no forma parte del conjunto y es que la diadema con la que Diana se casó pertenece a la casa Spencer, por lo que el conjunto completo se ha podido ver en contadas ocasiones en las muestras que comisariaba su hermano Charles Spencer, alguna de ellas celebrada en los Estados Unidos o en Althorp House, una casa que también forma parte de esta ruta.