El divorcio de David Armstrong-Jones es el segundo en menos de un mes en la Casa Real británica. Lord Snowdon, título que heredó de su padre, ponía a fin a su matrimonio con Serena tras 26 años juntos y lo hacían público a través de un comunicado en el que aclaraban que era una separación de mutuo acuerdo. La noticia ha sido un nuevo varapalo para Isabel II que no logra escapar del fantasma de los divorcios familiares despues de que su nieto Peter Phillips también anunciase recientemente su ruptura con Autumm, pero además, ha supuesto la vuelta a los titulares del apellido Armstrong-Jones y, por ende, de la princesa Margarita. Sus dos hijos viven discretamente y tienen poco protagonismo en la prensa. Criados entre el protocolo de Palacio y la vida bohemia de sus padres, ¿cómo son David y Sarah Chatto?
David Armstrong-Jones es tres años mayor que su hermana y fue al colegio en el Palacio de Buckingham donde daba clases con su primo el príncipe Andrés. Los dos hermanos pasaron su infancia en un ala del palacio de Kensington. Allí vivían con sus padres y se educaban de acuerdo con los estándares de la Realeza, una vida de pompa e institución salpicada de estancias en la isla caribeña de Mustique, lugar de retiro por excelencia de la Princesa, visitas a estudios de arte, exposiciones y reuniones con estrellas del cine y de la música como Frank Sinatra, Elizabeth Taylor o Mikk Jagger, a los que bajaban a saludar en pijama, tal y como el conde de Snowdon confesaba recientemente en una entrevista a Vanity Fair.
Hijos del famoso fotográfo Anthony Armstrong-Jones, el gusanillo del arte pronto picó a los dos. Lejos de decantarse por el mundo de las finanzas, los negocios o cualquier otro ámbito en el que abundan los hijos de la alta sociedad, David decidió formarse en ebanistería y fundar su propia empresa de muebles a medidad y tapicerías bajo el nombre profesional de David Linley. A día de hoy ha escrito varios libros sobre carpintería y diseño de interiores. En 1993 se casó Serena con la que tuvo dos hijos, Charles, de 20 años, y Margarita, de 17. Aunque la presencia pública de ambos es escasa, la menor fue dama de honor en la boda de los duques de Cambridge.
La creatividad también señaló el camino profesional de Sarah que se ha convertido en una reputada pintora. Después del divorcio de sus padres, el primero al que hacían frente los Windsor en 1978, los hermanos repartían su tiempo entre la residencia de Nymans y Royal Lodge y los veranos los pasaban en Sandringham y Balmoral. Así, su vida transcurría entre los parajes de la campiña inglesa y el espectacular paisaje escocés, lo que surtía a Sarah de una fuente de inspiración inagotable para pintar el entorno que le rodeaba.
La hija pequeña de Anthony Armstrong-Jones y Margarita de Inglaterra es la madrina del duque de Sussex y también fue dama de honor en la boda del príncipe Carlos y Diana de Gales. Con estas credenciales puede sorprender verla en la India trabajando como becaria de vestuario en una película, pero Sarah decidió tomarse dos años sabáticos tras sus estudios e ir al país asiático con su padre que estaba allí empleado en la producción de ese filme. Fue durante este retiro cuando conoció a su marido Daniel Chatto, que se dedicada a la industria del cine. En 1994 contrajeron matrimonio y tuvieron dos hijos, Samuel, de 23 años, y Arthur, de 20, toda una belleza que levanta pasiones en Reino Unido.
La muerte de la princesa Margarita en 2002 fue un duro golpe para los hermanos, que contaron con el apoyo y el cariño de la Reina en todo momento. El biógrafo real Christopher Warwick asegura que desde pequeños han estado muy unidos a Isabel II, con la que se quedaban habitualmente cuando sus padres estaban de vacaciones. En concreto, dicen que la Monarca aprecia especialmente la discreción de Lady Sarah Chatto, que jamás habló en público de cuestiones familiares y se prodiga poco en la escena pública, aunque cuando lo hace se reivindica como una digna heredera del estilo de su madre.
Lord Snowdon también suele hacer gala de una gran discreción, pero salta como un resorte cuando se trata de defender la imagen de su madre. Aunque los fans de la serie The Crown han caído rendidos ante la princesa Magarita que representa la ficción, su hijo teme que pueda transmitir una idea demasiado frívola de ella, en lugar de mostrar que también "dedicó una cantidad ingente de tiempo a la promoción de las artes y a sus deberes oficiales en nombre de la Reina". No obstante, ha desmentido su intención de escribir una libro sobre su vida. "Ha habido muchos libros sobre ella y aunque ninguno haya captado su esencia, puedo asegurar que las informaciones de que estoy escribiendo se han exagerado y no voy a ser el autor de su biografía", decía.
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