Carlos de Inglaterra, seguro de sus sentimientos y ansioso de empezar cuanto antes una vida juntos, le pidió matrimonio a Camilla Shand en 1972. Ella le dio su primera negativa.
El sentido del humor sublime de Camilla enamoró al príncipe Carlos, acostumbrado a un trato reverencial: “Siempre está de buen humor, es tremendamente divertida, nada esnob y puede hablar hasta con las paredes”, comentan sus amigas de ella.
Los intentos de reconducir el amor por la senda de la amistad fueron en vano. En la imagen, Carlos y Camilla y el mundo.
En 1979, el Príncipe de Gales insistió: pidió a Camilla que se divorciara y que se casara con él. Y, echando un nuevo pulso al destino, ella volvió a rechazarle.
El sentido del humor sublime de Camilla enamoró al príncipe Carlos, acostumbrado a un trato reverencial: “Siempre está de buen humor, es tremendamente divertida, nada esnob y puede hablar hasta con las paredes”, comentan sus amigas de ella.
Abundan los momentos de diversión en la vida de la pareja, incluso en sus apariciones oficiales en las que han dado rienda suelta a su humor inglés y su espontaneidad.
La pareja se rindió a los dictados del corazón, en contra de lo maquinado una y mil veces, y reanudó su historia de amor prohibido.
Carlos de Inglaterra siempre esperó a su amor, y aún lo hace.
Camilla, que un día disfrutaba del campo, en la actualidad tiene una apretada agenda oficial.
Camilla distinguía perfectamente entre Carlos, el hombre que la amaba, y Carlos, futuro Rey de Inglaterra.
El propio príncipe Harry ha defendido a la Duquesa de Cornualles en la biografía que ha escrito Angela Levin: “Ella no es una madrastra malvada. Ten en cuenta la situación de la que venía. Que nadie sienta pena por Guillermo y por mí, sentid pena por ella. Ella es una mujer maravillosa y ha hecho a nuestro padre muy, muy feliz, eso es lo más importante. Guillermo y yo la queremos mucho”.
Dicen quienes conocer bien a Camilla, que no ha cambiado nada en tantos años, que más bien ha sido el pueblo británico el que ha aprendido a quererla: “Cuando la atacaban, nunca se quejó. Tras todos estos años nadie puede negar que es una mujer capaz de hacer feliz al Príncipe”.
El príncipe Carlos pudo cumplir el sueño de pedir la mano de Camilla de la forma más tradicional, con una rodilla en el suelo y un bonito anillo de diamantes en la mano. Más de tres décadas después de conocerse, la pareja se dio el sí, quiero en 2005 en una ceremonia civil y otra privada en el ayuntamiento y el castillo de Windsor respectivamente.
“Mi bisabuela, Alice Keppel, fue la amante de su tatarabuelo, Eduardo VII. ¿Lo sabía?”, fueron las primeras palabras de Camilla al príncipe Carlos y ese mismo año, 1970, se convirtieron en amantes.