El Duque de Edimburgo no pudo acompañar a la reina Isabel por motivos de salud (unas molestias de la cadera) en la tradicional ceremonia de Semana Santa.
El prominente perfil de la Duquesa, sus zapatos de tacón moderado y su evidente felicidad, mayor a medida que se acerca el gran momento de ver la carita del bebé, no dejaban lugar a dudas de que se agota su dulce espera.
Zara participó lo mismo de las risas que de las tradiciones, pero en cuanto vio a su abuela, Isabel de Inglaterra, aparecer dejó la conversación para luego y le dedicó una solemne reverencia a su paso.