Doce años de su matrimonio con el Príncipe de Gales y toda una vida de amor, la Duquesa de Cornualles ha admitido que hubo un tiempo en el que estuvo prisionera en casa para evitar a la prensa implacable: “Realmente no podía ir a ninguna parte. Fue horrible. Fue una época profundamente desagradable, que no le desearía ni a mi peor enemigo”