La coronación de Isabel II, el 2 de junio de 1953, fue uno de los más memorables acontecimientos del siglo XX con un fastuoso, pomposo y solemne ritual. Escogió al diseñador Norman Hartnell para vestirla para los momentos más relevantes de su vida. La Reina, de 27 años, representaba la determinación de una generación dispuesta a construir un mundo mejor después de la Segunda Guerra Mundial.